Civitas dei: los 25 años de una banda que no deja de experimentar

El grupo que lidera Mariano Riccio dará un recital esta noche en el Bar Irlanda.

LOS MÚSICOS. Julio Zavalia, Harry Ferreyra, Mariano Riccio y Negro Burgo. LOS MÚSICOS. Julio Zavalia, Harry Ferreyra, Mariano Riccio y Negro Burgo.

Para celebrar sus 25 años de trayectoria, la banda tucumana Civitas Dei ofrecerá un recital hoy a las 22 en el Bar Irlanda (Catamarca 380), donde hará un recorrido por los mejores temas de su repertorio.

“Va a ser un viaje desde las primeras canciones, de tiempo atrás, hasta temas nuevos que estamos armando ahora -adelantó el cantante y compositor Mariano Riccio-. Esta formación actual va a hacer una de sus primeras presentaciones. En la batería está el Negro Burgo, en el bajo, Julio Zavalía, que ha sido un legendario integrante de los inicios de Civitas Dei y ahora ha vuelto a tocar con nosotros después de 18 años. Hay una nueva incorporación, que es Harry Ferreira en teclados, y estoy yo con la guitarra y la voz”.

- ¿Cómo fue el nacimiento del grupo?

- Nace en 1997 con una formación medio atípica, con baterías electrónicas de teclados y en una búsqueda experimental sobre pistas rítmicas. El teclado era un Casio Tone Bank 2, que hoy sería una cosa muy ridícula pero, sin embargo, para nosotros ha sido un disparador de un millón de cosas. Nuestra búsqueda siempre ha sido muy libre porque no íbamos por el lado del folclore, ni por el rock, ni por lo electrónico, sino que fuimos buscando en todos los géneros una cuota musical que nos represente, más allá de los criterios musicales y de las estéticas.

- ¿Cuál es la última grabación que publicaron?

- El EP “Tres+1+allá”. Lo subimos el año pasado a las redes. Tiene canciones nuevas y también de otros discos. Nuestra idea es grabar este mes un nuevo EP con tres o cuatro canciones. La nueva formación está sonando muy bien y disparando cosas nuevas. Si bien ya son 25 años, hoy la banda está produciendo como si hubiéramos arrancado ayer. El Ente Cultural nos abre las puertas de su estudio de grabación, para poder hacerlo con Alejandro Kaplán. Hoy está muy difícil grabar. Para poder registrar una canción que esté digna, hay que pensar entre $70.000 y $80.000. Algo durísimo para un proyecto independiente.

- ¿En qué cambió la música de la banda a lo largo de este tiempo?

- Siempre hemos buscado los extremos musicales. Nos animamos a conjugar diferentes cosas y estilos, que eso hasta el día de hoy lo seguimos haciendo. Creo que, como dice el refrán, “el diablo sabe más por viejo” y la banda está teniendo un “sabor” distinto por lo viejos que estamos. Es como un whisky que se fue añejando y está más maduro. La juventud se fue yendo y comenzaron a entrar otras fortalezas, más allá de la energía de los jóvenes. Estamos en otro proceso en la vida y eso también tiene que ver con la banda.

Civitas Dei, cuyo nombre significa “Ciudad de Dios”, combina en sus canciones el humor con la protesta social, sobre la base de una fusión de ritmos. La deforestación y el imperialismo son algunos de los temas que frecuenta el grupo liderado por Riccio.

Por la banda pasaron, a lo largo de su cuarto de siglo, más de 40 músicos y fue Riccio quien mantuvo vigente el proyecto. Al primer disco, “Ciudacita de Dios”, lo grabaron en 2005. Antes hicieron una gira por Bolivia, en 2003, que significó una gran experiencia. Recién en 2016 pudieron sacar el segundo disco, titulado “Soy sauce”, que tiene una doble lectura, porque en inglés significa “salsa de soja”.

Uno de los artistas más recordados que integró el grupo fue Walter Almita Villafañe, que falleció hace 11 años y que fue una persona muy influyente en la música local.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios