San Martín ganó, pero debe mejorar la puntería

Los delanteros no están finos y eso se notó ante San Telmo, un déficit que preocupa de cara a lo que viene.

MAL RESUELTO. En tiempo agregado, Colazo controló y quiso amagar hacía adentro, pero Atamañuk le pellizcó la pelota. la gaceta / fotos de diego araoz MAL RESUELTO. En tiempo agregado, Colazo controló y quiso amagar hacía adentro, pero Atamañuk le pellizcó la pelota. la gaceta / fotos de diego araoz

La atajada de César Atamañuk a Agustín Colazo en tiempo agregado resume a la perfección la poca eficacia que tuvieron los delanteros de San Martín, más allá del triunfo sobre San Telmo (1-0). En un partido chato y con muy pocas emociones, Pablo Frontini extrañó demasiado la cuota goleadora de Emanuel Dening -lleva 11 tantos en el torneo- y tuvo que esperar a que se resolviera el partido con una pelota parada. En medio de esa búsqueda del gol, hubo imprecisiones de los otros atacantes. ¿Cómo fue el desmpeño de cada uno?

Con el equipo de San Telmo replegado en el fondo, Brian Andrada solo pudo enviar centros al área, pero en su mayoría sin destino. El único que tuvo dirección llegó a los seis minutos de iniciado el partido, pero Nahuel Banegas no saltó lo suficiente. En tanto que los posteriores a esa jugada se fueron pasados. Más allá de intentar la gambeta, fue imposible romper la defensa y Andrada tuvo que cambiar de banda.

A pesar de que Frontini no paró de darle indicaciones ni un segundo, finalmente el extremo se retiró reemplazado a los 59’ -por Enzo Martínez- con uno de los puntajes más bajos del partido.

En tanto que el otro punta, Leandro Ciccolini, empezó bien, pero como el resto, fue decayendo con el pasar de los minutos. Encargado de las pelotas paradas, el ex Central Córdoba trató de ponerse el equipo al hombro y generó algunas jugadas, con buenos pases a Banegas y hasta centros, como el que le envió a Mateo Acosta en los primeros minutos. A los 11’ de iniciado el partido ejecutó un córner y Acosta superó a los centrales, pero cabeceó a las manos del arquero.

Sobre el cierre de la primera mitad apareció la misma fórmula y el mismo resultado. A los 48’, Ciccolini buscó la cabeza del “9”, que disparó sin dirección.

Justamente Acosta jamás entró en partido y no se sintió cómodo al retroceder varios metros. A pesar de algunas buenas conexiones con Dening, no consiguió generar peligro. El único pase que brindó y podría haber terminado de una mejor manera llegó a los 27’. Tras una pared, Dening se abrió a la derecha y quiso picarla. Más allá del grito de gol de algunos plateistas ansiosos por la apertura del marcador, la pelota terminó rozando el techo de la red.

En el complemento Acosta peleó y cuando pudo escaparse solo, se cayó. Se retiró reemplazado a los 70’ por Mauro Verón, entre timidos aplausos.

Por su parte, Dening fue puro sacrificio, pero nuevamente careció de lo más importante para un hombre de sus características: el gol.

Además de la jugada que terminó arriba de los tres palos, “Manolo” peleó demasiado con los centrales del “candombero” y eso le provocó desatenciones en el desarrollo del juego. Dening -que se floreó con un taco a Ismael Quilez- ejecutó muchos pases imprecisos durante los 90 minutos. A eso se sumó la cantidad de veces que el línea le levantó el banderín por posición adelantada.

Pero a pesar de que no tuvo demasiado protagonismo, Dening le dio una ayuda al equipo y no necesariamente por sus goles. A los 73’, sobre la banda izquierda recibió un manotazo de Jonathan Paiz, que se llevó la roja y dejó a su equipo con 10 jugadores. ¿La última de “Manolo”? Un rebote que terminó en mano del capitán Juan Requena y tiro libre para San Martín.

Reemplazantes

Frontini, ante la falta de gol de los delanteros titulates, se decidió por el ingreso de Colazo y de Verón. Este último buscó aportar velocidad y tenencia de pelota en los últimos metros. Con un tiro desviado, la chance más clara estuvo en una asistencia que podría haber estirado la diferencia.

En tanto que Colazo -que estuvo parado casi como un mediocampista- sorprendió por sus amagues, pero dejó todo en la borda al errar esa última pelota. Al recibir el pase de Verón no controló bien, la pelota le rebotó y le quedó demasiado larga. Cuando quiso amagar para adentro y disparar con el arco a su merced, Atamañuk estuvo más rápido de reflejos y se quedó con una pelota que quemaba.

Los hinchas lamentaron esa jugada y se fueron pidiendo un mejor desempeño en el ataque. Esta vez San Martín ganó, pero habrá que trabajar para enriquecer la puntería.

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