Qué hacer cuando los chicos piden “¡Un ratito más!”

El nuevo libro de Marichu Seitún y Sofía Chas invita a frenar el acelerado ritmo cotidiano para darles valor a los vínculos, el juego y los cuentos, como herramientas de crianza. Tips para conectar en familia.

MADRE E HIJA. Maritchu Seitún y Sofía Chas vuelcan sus ideas en libros que están enfocados en la infancia. MADRE E HIJA. Maritchu Seitún y Sofía Chas vuelcan sus ideas en libros que están enfocados en la infancia.

¿Quién no pasó horas enteras jugando con un amigo y, cuando los padres iban a buscarlo pedía: “un ratito más”? Corriendo a la pilladita, en la plaza o jugando con arena y barro en un río, cuando los niños están entretenidos, los momentos parecen ser intensos y disfrutables. Están presentes en ese “aquí y ahora” y no importa si es momento de merendar o de hacer la tarea. “Hace muchos años -en realidad no son tantos si los medimos dentro de la historia de la humanidad- los temas se transmitían oralmente, con juegos, cuentos y canciones, a veces con dibujos. De esa forma se narraban las cuestiones importantes y los valores culturales, espirituales y morales de cada época. Así es como hoy tenemos un bagaje enorme de historias, mitos, fábulas, juegos, obras de arte, canciones, celebraciones tradicionales y rituales que siguen usándose para destacar momentos vitales, o para entender problemas humanos, familiares o universales”, describe Maritchu Seitún en el prólogo de su último libro, que escribió junto a su hija, Sofía Chas. Se llama “Un ratito más. La importancia del juego y los cuentos. Una guía para no perdernos lo mejor de la infancia”.

“Resulta primordial no perder de vista que las habilidades del siglo XXI son, justamente: la empatía, que se aprende mirando a los ojos al otro; la colaboración, a la que habilitamos dejando de contemplar nuestro propio ombligo, nuestras propias necesidades, nuestros propios dispositivos; y la creatividad, que se vuelve esquiva si todo está dado”, explicó Chas, diseñadora gráfica, editora e ilustradora de libros para chicos.

“Nuestro libro no pretende eliminar la tecnología de la vida familiar, sería imposible, ni tampoco desconocer la evolución digital. Pero sí desearíamos enfocarnos en todo lo que sabemos sobre el juego y los cuentos, para ayudar a las familias a establecer prioridades, tiempos y límites para que los chicos de hoy logren ser mañana los adultos que este planeta necesita”, agregó.

“Los juegos y los cuentos fueron desde siempre la forma en que los chicos se divertían, adquirían experiencia, aprendían cosas nuevas -entre ellas, a compartir su tiempo con otros- y, sin saberlo, jugando y leyendo, también procesaban los temas difíciles de la vida diaria hasta lograr elaborarlos, incluso aceptarlos. Para su buen desarrollo, es importante que esto siga ocurriendo, pero debemos ocuparnos de favorecerlo, porque la cultura actual, que tiende a descartar el valor del pasado, puede tirar por la borda y desaprovechar experiencias y saberes que continúan siendo indispensables para todos”, recalcó Seitún, psicóloga y especialista en orientación familiar.

La primera colaboración juntas surgió cuando nació la primera hija de Sofía y comenzó a necesitar a los libros como guías y apoyo de lo que iba transitando en su primera infancia. “Empezamos por ‘Chau pañales’ y ‘Al doctor’. Yo en ese momento trabajaba con ella en su casa así que fue más simple empezar, pero ni en nuestras mejores fantasías nos imaginamos a dónde nos iban a llevar esos primeros dos cuentos. Confirmamos que eran muy valiosos para los chicos y de gran ayuda para los padres en la crianza de ellos”, explicó.

A esos primeros libros le siguió la serie de “Coco y Mimi”, “Quieren saber”, “Se enojan” y “Esperando al hermanito”. Trabajar juntas, madre e hija, se dio de m manera natural: “no hay conflictos en general, a las dos nos gustan las ideas de la otra y nos entusiasmamos con lo que nos vamos proponiendo. Lo que más nos cuesta es encontrarnos, porque vivimos en distintas ciudades y aunque nos proponemos reunirnos semanalmente nos cuesta cumplirlo”, contó Chas en diálogo con LA GACETA.

- ¿De qué trata “Un ratito más”?

- “Un ratito más” nos invita a frenar nuestro acelerado ritmo para mirar, para volver a darle valor a lo importante, a los vínculos, el juego, los cuentos, como herramientas esenciales para la  crianza de los niños. Nos retrotrae a nuestra infancia, a recordar lo bien que lo pasábamos sin tantas pantallas, y nos explica por qué los cuentos y los juegos son tan importantes para el buen desarrollo de los niños.

- ¿De qué hablamos cuando hablamos de “buen juego” y “no- buen juego”?

- El buen juego es imaginativo, creativo, abierto a la novedad, de colaboración, no competitivo. El no-buen juego, como lo distinguimos en el libro, puede no ser bueno por distintas razones: por repetitivo, rígido, porque ser demás competitivo o agresivo.

- ¿Qué sucede con los juegos libres versus las pantallas?

- Lo más importante es que en el juego libre los chicos eliminan el estrés y en las pantallas lo aumentan. Por otro lado, el juego lleva a la saciedad: ya tuve suficiente de esto, voy a hacer otra cosa; mientras que las pantallas llevan a la adicción, nunca es suficiente y siempre quieren más. Nos quieren hacer creer que los niños son nativos digitales, pero en realidad ellos fueron, son y seguirán siendo nativos vinculares: florecen en los intercambios humanos, no con las pantallas.

- ¿Cómo regular el uso de pantallas en la infancia y, más difícil, en la preadolescencia o adolescencia cuando gran parte de su vida social pasa por ahí?

- Como todo lo que necesitamos regular porque nos pasamos: con límites claros y amorosos y con información precisa sobre el tema. No es fácil desconectar del mundo virtual, a todos nos pasa, grandes y chicos, pero sabemos que lo que está en las redes, los jueguitos y series están hechos para atrapar nuestra atención; si tenemos conciencia de esto, vamos a poder elegir mejor en qué pasamos y pasan su tiempo los chicos. No hace falta ser extremista, no debemos desconectarlos de todo tipo de dispositivos sino enseñarles a regularse primero, aprendiendo a regularnos a nosotros mismos. Lo ideal es que empecemos cuando son chiquitos y vean en nosotros un ejemplo, para que crezcan sabiendo delimitarse.

- ¿Por qué es importante leer cuentos y cómo hacerlo?

- Los cuentos son importantes por muchísimas razones, especialmente como fundantes de vínculos profundos. Los cuentos se cuentan en general de noche, en un clima de intimidad, donde hacemos upa o nos abrazamos. Los cuentos nos abren la puerta para imaginar mundos mágicos, para crear con nuestra propia imaginación, para no perder esto tan propio que tiene el ser humano de poder crear realidades con su imaginación e inventiva. Si podemos -y si nos animamos-, podemos metemos en los personajes, actuándolos con voces y gestos.

- ¿Debemos “disfrazar o adaptar” los cuentos clásicos para aggionarlos?

- Se puede hacer como no, los chicos se siguen divirtiendo con los cuentos de “Los tres chanchitos”, “Hansel y Gretel” o “Caperucita roja”. Los cuentos clásicos tienen esa adrenalina linda en donde parece que todo va a estar muy mal pero termina muy bien. Aparecen personajes que pueden no gustarnos -como señoras que comen chicos-, pero que introducen a los chicos al mundo real en donde hay peligros. Al final siempre gana el bien y eso es lo más valioso que nos traen.

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