La Madrid le teme a la tormenta perfecta

La Madrid le teme a la tormenta perfecta

“Mi escuela tiene un toc. Fueron meses muy difíciles, mis alumnos perdieron todo. Todavía no nos recomponemos; pasaron ya seis años… El terror es: ¿cuándo vienen las inundaciones de nuevo? La Madrid es una localidad bastante vulnerable. He visto a mis alumnos perderlo todo, todo, todo y todavía están las marcas de la inundación. Nosotros tenemos las cosas arriba, o sea, no ponemos nada abajo”. Marina Polito, coordinadora ambiental/profesora en el Instituto de Educación Superior de La Madrid

“El tema de levantar las cosas crea una gran desesperación. A veces son matrimonios viejos, que no pueden levantar las cosas. Y en esa desesperación ha muerto un vecino de apellido Medina… El pueblo de La Madrid está sufriendo por la venida de la corriente del Niño. Pido por favor que se vea la legislación para que se pare la tala indiscriminada. Como esos canales que hacen los productores para que sus cosechas sean provechosas. No vamos a pedir humanidad; vamos a pedir que se cumplan las normas”. Lidia González de Correa, vecina de La Madrid

A seis años de la gran devastación causada por la inundación en La Madrid, el panorama es confuso. Por un lado, la sequía de este tiempo ha aplacado las cosas a tal punto que todos los estudios y programas que surgieron de esa emergencia se aplican a medias o bien se han caído. Por otra parte, el clima cambia y se teme que, pasada “La Niña”, se vengan años influidos por “El Niño” y se presume que habrá precipitaciones torrenciales. Por ello los miedos en la Madrid. Una tormenta haría rebobinar hasta 2017. “Un problema básico que tenemos todos es que nos ocupamos del problema cuando sucede y no cuando tenemos que prevenir”, dijo Sisto Terán, secretario de la Unidad Belgrano Norte Grande de la Nación, en una reunión de hace dos semanas donde prácticamente estuvieron todos los involucrados/afectados por la emergencia. Terán describió el escenario de entonces: “El agua rompe la ruta 334, se mete por la finca de Roberto Sánchez, pega en la vía del ferrocarril, pega en la ruta 157, choca en el río Marapa y entra en la ciudad de La Madrid, que además se ve alimentada cuando llueve mucho por la apertura de compuertas de dique de Escaba y si el agua sobrepasa todos los obstáculos llega al dique de Río Hondo, rebota… es la tormenta perfecta, es realmente condición de catástrofe”.

Desbalance de la zona

La evaluación de esa catástrofe fue hecha desde varios ángulos. “Una población (que recibe) gran cantidad de agua y gran cantidad de sedimento -describió Carlos Giobellina, subsecretario de Recursos Hídricos-. Cuenca del Marapa, donde se genera un nuevo río y que llega al río Marapa antes de la Madrid. Esa cuenca producía un fuerte desbalance hídrico y de erosión en la parte media, donde avanzó la frontera agrícola y de sedimentación en la

parte de La Madrid. Ensachamiento de cauces que antes funcionaban como bañados.  Proceso que comienza en los 80 con avance de frontera agrícola. Sector con  muy  buena calidad de aguas subterráneas, sector que produce semillas de granos de alta rentabilidad”. El área tiene 6.000 km2. El ingeniero hidráulico Claudio Bravo explicó que tiene un acuífero muy potente (que en la zona alta, en Catamarca, tiene pozos que llegan a sacar 250 m3 por hora. La población urbana es del 0,6%; humedales, 4,9%; zona de montaña virgen 47% y zona agrícola, 46%. Antes los humedales tenían el 12%. En 30 años el área agrícola avanzó y se perdieron más de 1.000 km2 de bosque nativo. “Ese es el desbalance que se produjo en esa zona. El problema es la sedimentación, sí, se puede dragar, pero hay que tratar la cuenca”, dijo.

Después de la emergencia de 2017 hubo un gran movimiento multisectorial para estudiar el problema y proponer soluciones. Una de ellas fue la elaboración de un plan director -dijo el ingeniero Aníbal Comba (de Ciencias Exactas, autor de un interesante libro sobre “Historias (poco conocidas) del agua en Tucumán”) y “el trabajo mancomunado entre Tucumán y Catamarca para implementar una red de alerta para tener aviso de eventos que funcionó muy bien”. Pero ahora -acotó “estamos medio rengos… el nuevo gobierno de Catamarca eliminó los celulares de los funcionarios y en esos chips estaban los de las estaciones meteorológicas”. Entonces hay que interesar de nuevo a Catamarca “y para eso una ley de suelos es fundamental”.

Hubo otros esfuerzos de arreglos, hasta ahora poco efectivos. Hace pocos meses se supo que un proyecto del “escudo de protección” en la parte norte de La Madrid está detenido porque la empresa a cargo, Falivene, está en querella con la provincia por otra obra vinculada con la caída del puente sobre el canal Sur en la avenida Colón capitalina. Los vecinos de La Madrid reclaman que el “Escudo de protección” está parado. Podría ser una oportunidad para ver cuánto han avanzado los funcionarios en cambiar la cultura de atención (desatención) a los vecinos. Cuando se mencionó el canal que cambió la dirección del río San Francisco y lo llevó directamente hacia el Marapa, la vecina Lidia de Correa dijo que en ese momento ellos hicieron notas y reclamos para que no se permita el canal “y no nos escucharon”.

“Visión holística del sistema”

Un efecto positivo de esa tarea multisectorial es un avance hacia un trabajo mixto de conservación y producción, con productores. Lo explicó Sebastián Malizia, de Proyungas. Dijo que “tenemos el escenario de la tormenta perfecta  y cualquier cosa que podamos hacer acá tenemos que ser conscientes de que va a ser en el mediano y el largo plazo. Difícilmente resultados en el corto plazo”. Explicó que los productores, aunque “seguramente bien intencionados”, “han ido generando una serie de acciones en el terreno de manera aislada. No hubo un análisis integral”, el cual, planteó, es esencial para encarar acciones para recuperar la biodiversidad, que fue lo que hizo de ese terreno atractivo para la producción. Por ello se implementó un programa “Paisaje productivo protegido” “para trabajar con el sector productivo en conservación de naturaleza de bienes y servicios. Lo que buscamos es generar el vínculo de manera positiva para que lo productores se transformen en aliados y actores de conservación. Esto es, todas las variables vinculadas: regulación hídrica a través de conservar ciertos espacios, restauración, fijación de carbono, biodiversidad, etc.”. El proyecto, llevado a cabo en Chaco con una pequeña parte de los productores de Apresid, tiene una prueba piloto con cinco empresas, en 21.000 ha de la cuenca Marapa-San Francisco. Malizia dijo que los productores, que generalmente han sido puestos en la vereda del frente como responsables de la deforestación y pérdida del hábitat y la sedimentación, ahora pueden ver que “se evita proceso de degradación de suelos, y ellos ven que pueden hacer aportes concretos a la biodiversidad y se empiezan a sentir involucrados”. También hizo ver que “el mayor porcentaje de cambio de uso de suelo se ha venido realizando con autorización, de manera legal. Hasta ahora no hemos tenido desde el Estado, del sector productivo y de las ONG una  visión holística del sistema”. Para ello, precisó, “necesitamos tener capas de información actualizadas de los usos del suelo, mapas de carbono”.

Ese mapa de información ha sido planteado por varios de los expositores en la reunión como el programa Lidar, que es un sistema para medir con un conocimiento muy acabado del terreno. Cuesta 150 dólares el km. Haría falta un millón de dólares.

Otras tareas, que mencionó Comba, son los proyectos para estudiar la sistematización de las cuencas del Marapa y de los ríos- arroyos La Posta y El Sueño. Precisamente la tragedia del arroyo El Sueño  en el 2000 cuando el agua se llevó el puente sobre la ruta 38 podría haber sido la primera advertencia del cambio que se operaba en la zona.

Soluciones naturales

En este encuentro participó un equipo del Banco Mundial, encabezado por el especialista senior en Gestión de Recursos Hídricos, Klaas de Groot, quien puso énfasis en la búsqueda de soluciones naturales. Terán, que anunció que ya hay un préstamo de 200 millones de dólares del Banco Mundial para el país, planteó que podrían usarse 50 millones de dólares en proyectos para Tucumán, para los cuales harían falta términos de referencia. Dijo que en una visita a la localidad Biesbosch “vimos que antiguamente tenían diques para impedir el acceso del agua y resolvieron voltear los diques y generar un gran espacio de reservorio de lagunas de agua que opere de laguna de retención y proteja la ciudad”. Eso -dijo- le recordó el proyecto de recrear los bañados en la zona de La Madrid. Y ese es el gran planteo. ¿Hará falta una ley para expropiar? ¿Se podrá convencer a los productores, que según Terán ya han sido censados hace tiempo en la Unidad Ejecutora? Son 142, dijo. Con esto coincide el proyecto de los paisajes mixtos, que mencionó Malizia, que en su versión chaqueña va lento: “el objetivo de conservación es del 15% del territorio, y estamos en el 5%”, explicó.

Oportunidades y riesgos

Por ahora la sequía ha favorecido la precariedad de los avances y la despreocupación general de las autoridades. Terán dice que haría falta actualizar los datos del plan director del agua provincial.  Malizia, al mismo tiempo que dice que la tarea demandará mucho tiempo, dice tener una visión optimista: “En muestreos de biodiversidad vimos algunas sorpresas. Por más que los ambientes están transformados y degradados, hoy tenemos una cantidad de fauna que todavía está usando estos espacios. Donde vemos que donde hay problemas nosotros vemos oportunidades”. La reunión fue un buen avance para actualizar la situación de La Madrid, que desde la gran inundación volvió a ser invisible. Quedó claro que tal vez bastaría una fuerte precipitación para volver a desatar la tormenta perfecta.

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