Otra cara. Si la prioridad era evitar repetir los errores que casi costaron una dura derrota ante Vélez una semana antes, se puede afirmar sin temor a equívocos que Atlético cumplió su objetivo en Banfield. “Era importante cambiar la imagen del primer tiempo del otro día, en el segundo tiempo ya lo habíamos hecho con Vélez, y hoy me parece que el equipo mostró otra cara, tuvo otro vuelo futbolístico”, argumentó Sergio Gómez tras el empate a cero en el Sur del Gran Buenos Aires.
En verdad, el “decano” pudo llevarse los tres puntos del “Florencio Sola”. Sobre todo por esas oportunidades que encadenó sobre el epílogo. Y también por su mejor semblante en algunos pasajes, por caso en el final de la primera etapa y en ciertos tramos del complemento.
Historial entre Atlético Tucumán y Banfield: ¿Quién lleva la ventaja?“El segundo tiempo me gustó mucho, creo que merecimos ganar. (Facundo) Cambeses tuvo dos atajadas increíbles al final. De hecho, fui a buscarlo, no sé si para felicitarlo o para ‘putearlo’ ¿Si sirve el empate? Después veremos si el punto sirve”, afirmó Favio Orsi.
Esto último, claro, en referencia a la principal ambición de Atlético en lo que resta de temporada: clasificar a la Copa Sudamericana. Sigue muy cerca de la zona, pero también continúa dejando en el camino puntos que podría necesitar en el futuro próximo.
Nada parecido al horror de una semana atrás en el “José Amalfitani”. Sin desatenciones atrás y con un dibujo táctico algo más precavido a la hora de defender. Y Banfield no mostró la voracidad de Vélez, además.
En Atlético Tucumán miran de reojo los torneos internacionalesDe todas formas, hubo un tiempo para cada uno. En el primero, lució algo mejor el conjunto de Julio César Falcioni, que hizo figura a un Tomás Marchiori que anduvo a los revolcones. La más clara estuvo en la cabeza de Milton Giménez de pique al suelo, y el arquero voló y la sacó.
En buena parte del primer tiempo, Atlético careció de volumen de juego y ni siquiera tuvo un tiro efectivo al arco rival. Con Mateo Coronel como único delantero, el equipo careció de peso en el área rival. Poquito, demasiado poco en función de la ambición de ganar y de la pobreza de su rival, que sin embargo tuvo más la pelota.
Para el arranque del complemento, no se movieron fichas ni de un lado ni del otro. A “Julito” Falcioni los hinchas le reclamaban el ingreso del pibe Jerónimo Rivera, el del golazo a Instituto en el epílogo del partido en Alta Córdoba.
El entrenador local hizo caso al deseo de su gente poco antes de la hora de juego. La dupla por entonces caminaba al costado de la línea, cada uno pensativo, con sus manos en el bolsillo.
Pero con la salida de Jesús Soraire, Banfield perdió el medio. Y consiguientemente se despertó Joaquín Pereyra. Que empezó a juntar pases con Ramiro Carrera y que casi se la manda a guardar a Cambeses (el palo dijo no). Un rato después, el arquero sacó al córner un buen tiro libre de Nicolás Romero (luego se fue lesionado).
El “taladro”, urgido por su gente y por la visión fantasmal del descenso, logró salir del asedio, pero se descubrió atrás y Atlético estuvo a punto de noquearlo.
Hubo una doble situación clarísima, en la que Cambeses le ahogó el grito de gol a Coronel cual arquero de handball y de rebote lo tuvo Pereyra. Y también un cabezazo de Matías Orihuela que casi se mete.
Por ese final, el “decano” dejó mejores sensaciones que su rival. El equipo de la dupla flirteó con el gol, otra vez sin lograr seducirlo. Una anemia goleadora –es el equipo menos efectivo en la Zona A- cuyo costo se traduce en puntos que se escapan.