El futuro de San Martín sigue siendo incierto. La reestructuración y la “limpieza” que realizará la CD pareciera que serán profundas, apuntando a 2024. A ello se le suma la incógnita sobre si se conformará un Consejo de Fútbol o se optará por un nuevo manager deportivo tras la salida de Alexis Ferrero, y quién se transformará en el nuevo DT. En este contexto, Iván Zafarana es uno de los jugadores que, a priori, formará parte del nuevo proyecto deportivo.
El defensor de 28 años llegó como una de las grandes apuestas del mercado invernal. “Me costó adaptarme porque era la primera vez que jugaba fuera de la Buenos Aires. Es difícil dejar a la familia allá. Pero una vez que llegó mi mujer, nos acomodamos al ritmo de vida de la provincia”, dijo, reconociendo que sus primeros días en Tucumán no fueron fáciles.
El ex Estudiantes de Caseros reconoce que su llegada al “santo” se dio de manera precipitada. “Fue inesperado. Tenía la cabeza puesta en Estudiantes, pero cuando llegó la oportunidad de venir a San Martín no lo dudé ni un minuto porque se trataba de un club importante”, indicó. “Mi llegada se dio por el contacto del presidente y el manager que tenía como objetivo hacer un proyecto a largo plazo. Por eso, me hicieron un contrato de dos años y medio”, añadió.
Zafarana reconoció que para los ojos de los porteños, San Martín es un club “temible” para jugar de visitante. “Todos los que venimos del ascenso sabemos de la dificultad que implica venir a Tucumán. Sabemos que es una experiencia única jugar en La Ciudadela con más de 30.000 personas alentándote. Allá se habla mucho de la gente que tienen aquí en Tucumán. Así como también permite mostrar todas tus habilidades”, dijo.
Sin embargo, su año iba a ir de mayor a menor. “Sabía que se me iba a hacer difícil jugar este campeonato. Fue una apuesta personal venir a San Martín. Tuve la suerte de que en la primera parte año pude jugar. Eso me ayudó a no estar tan mal en el año calendario. Si solamente hubiese jugado seis partidos como fue mi paso en San Martín hubiese sido peor. Fueron muy duros los últimos meses, no fue lo esperado”, reconoció.
En este sentido, el central tiene la esperanza de tener una mayor participación en la próxima temporada. “Si bien tengo contrato hasta 2025, quiero hablar con el cuerpo técnico que venga. Mi idea es sumar más minutos”, indicó.
Por otro lado, confesó que la eliminación fue un golpe inesperado. “Queríamos llegar a la final pero no se pudo. Tampoco se pudo competir en el Reducido. Quedar afuera tan rápido es algo que nos dolió mucho como grupo. Se vivieron momentos muy duros ese día”, expresó.
Además de cuestionar la actuación de Diego Ceballos, Zafarana hizo una autocrítica sobre el estado anímico en el que se encontraba el plantel para enfrentar el partido frente a Riestra. “El árbitro sí jugó un papel fundamental, pero nosotros no llegamos a patear al arco en todo el partido. La decaída de cinco fechas antes de que termine el torneo fue la clave de todo lo que terminó pasando. Ninguno de esos partidos fueron de los mejores. Terminamos a los tumbos y eso se vio reflejado en el Reducido”, señaló.
En esa misma línea, el defensor aseguró que las lesiones y las expulsiones perjudicaron al rendimiento del equipo. “Una lástima fue lo que pasó con Mateo (Acosta) y (Leandro) Ciccolini. Eso, sumado a las tarjetas rojas que aparecieron en los momentos definitorios, influyeron directamente en el rendimiento final”, puntualizó.
Por último, el defensor consideró que el factor psicológico terminó siendo letal en sus aspiraciones. “Estar bien de la cabeza es fundamental en los cierre de campeonatos. Siento que para las últimas fechas el equipo no estaba bien. No estaba con el ímpetu que se necesita para esos partidos. Venía de muchas pálidas y se encontró con la posibilidad de llegar a la final. No alcanzarla terminó pesando en lo que venía. Además de que los futbolístico siempre fue un déficit sin solución”, concluyó.