Debatir el rol de los museos es fundamental cuando se intenta hablar o fijar una política cultural. Y no es problema de los países más atrasados, únicamente: el Museo Británico de Londres está en crisis en estos días porque debe devolver propiedades robadas (los frisos del Partenón).

El museo es una de las principales “institución arte”, así como las academias y todo el sistema que lo rodea como la producción, circulación y consumo, en los términos de Juan Acha. La institución impone, pero también se apropia de las prácticas artísticas.

En provincias pequeñas, con escasa preparación al respecto, se impone, al mínimo. 1.-Los museos de la provincia y la UNT deben participar en estos debates nacionales e internacionales. Estar preparados para sus tareas no es un tema menor, sobre todo cuando sus directores o funcionarios no han rendido concursos para esos espacios (sólo la Nación comenzó hace pocos años a exigir). Ni la provincia ni la UNT deben escamotear presupuesto para esta educación.

Hace un par de semanas se hizo en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Macba) una conferencia internacional del Cimam, que es una red internacional de museos de arte moderno y contemporáneo expertos en este campo. 2.-Que se conozca hasta ahora, ninguna directora o director de esta provincia participó en ese evento, que reunió a casi 300 especialistas internacionales. Ni directores, curadores, investigadores. Sin embargo, allí se debate el rol social de los museos.

Interesa que con el gobierno que se fue o el que llegó se preste atención a esta preparación. Sea que haya proyectos para el Ente Cultural (el Timoteo Navarro dejó de funcionar en 2020 y no tiene fecha de reapertura) o que se pretenda rearmar otro en salas acondicionadas. Sea de uno u otro modo, no serán museos creados como tales. Y no es poca la diferencia. Un museo no se improvisa.

Los museos de la provincia o la UNT tienen escaso presupuesto y ese es un tema central.

Mausoleos no

Pero, ¿para qué sirven los museos?

No son mausoleos, se sabe. Tampoco depósitos de archivos, solamente. Son productores de conocimientos y de saber para los espectadores; educan, forman, exhiben. Son espacios donde suceden cosas, pero también trabajan con la memoria activa.

La ponencia central del encuentro internacional mencionado estuvo a cargo de Luis Camnitzer (artista, teórico, docente).

“El museo debería organizar las obras en base al conocimiento y no a la manufactura, intentar saber qué transformación produjo en el público y no simplemente contar los números de espectadores, intentar medir el grado en que el arte transforma a los espectadores, algo que tal vez compete mejor a los museos comunitarios”.

Dos consideraciones: hace 15 años en Rosario, un curador internacional, Gerardo Mosquera, comenzó su conferencia indicando que la primera tarea era curar las paredes y no era una metáfora. Algo que tiene gran actualidad aquí: el estado físico de las instituciones. La segunda: no hay en este territorio ningún espacio creado para ser museo.

Giros

El contundente mensaje de Camnitzer fue sobre “El giro educativo y el giro artístico”, tema de su ponencia, que expresa una poderosa advertencia acerca de los riesgos de un sistema que trasciende el área de los museos y podría extenderse a otros órdenes de la vida.

Camnitzer denunció con claridad el peligro que implica el avance de la educación STEM, la sigla inglesa para ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, que tienden a erradicar las humanidades y el arte.

La periodista y crítica de arte Ana Martínez Quijano reprodujo entera la ponencia en las redes sociales (se puede leer en su sitio de Facebook).

“STEM busca la lenta erradicación, o por lo menos la sumisión, de las humanidades y el arte, promueve que el ingenio ocupe el lugar de la creación”, destaca en un párrafo Camnitzer. “El ingenio busca la eficacia reorganizando lo ya conocido. En cambio, el arte verdadero explora lo que no se conoce y, agrega la poesía que, no es solamente sueño o visión, sino el esqueleto arquitectónico de nuestras vidas. Lentamente se va erosionando la definición ya citada, de ser un depósito de conocimientos para convertirse en un depósito de frivolidades”.

Se puede estar de acuerdo o no con lo que afirma este artista conceptual uruguayo, que además es teórico de arte y autor de diversas publicaciones y docente en universidades de Estados Unidos. “(Los museos) se encargan de vender muestras en las que no tuvieron influencia, y su función es sofisticar el gusto del público. O sea, no educan sino que ayudan a ampliar la base de consumo”, critica, al tiempo que señala que las obras que le gustan son las que desconciertan.

Lo de Camnitzer es toda una tarea que desarrolla desde hace años. En el Malba y otros museos internacionales presentó (2017- 2018-2019) la instalación “El museo es una escuela”, en la que establece que se dedicará a hacer muestras dentro de un espíritu educativo y no funcionar meramente como un depósito de obras coleccionadas en honor de los dueños y los consejos de directores. Se trata de minimizar la huella del ego y acentuar la función pedagógica, explica.

Balance

Este año, a modo de balance si se quiere, los museos de arte principales de esta ciudad, han trabajado con envíos externos. La BienalSur (Muntref) se instaló en los espacios del Ente Cultural y en el MUNT con gran público (en éste último disimuló la ausencia del Salón Contemporáneo). Que luego continuó con la muestra del Palais de Glace sobre Rodolfo Bulacio.

Ninguna producción propia, salvo el 50° salón.