El ala dura del peronismo resiste. En La Plata, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, se reunió hoy varios dirigentes del peronismo, entre ellos a Sergio Massa, Máximo Kirchner y Eduardo de Pedro, para consensuar la estrategia de rechazo al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que firmó el presidente Javier Milei. Vicegobernadores de nueve provincias, la mayoría del PJ, manifestaron en un documento su “preocupación por los términos del DNU y advirtieron que no pueden “convalidar un avance contra el orden institucional”. Ese documento no fue firmado por el presidente de la Legislatura tucumana Miguel Acevedo, en consonancia con la postura de cautela del gobernador Osvaldo Jaldo. A su vez, el presidente del bloque de diputados de la UCR, Rodrigo De Loredo, le sugirió al Presidente que envíe al Congreso DNUs por separado con los distintos temas para poder aprobárselos. Gobernadores y abogados constitucionalistas resisten la validez del DNU. En ese marco, el analista político Hugo Haime considera que “la jugada del Presidente es políticamente audaz, ya que pone en un brete a la dirigencia política que debe decidir si, ante la falta de convocatoria al Congreso para discutir la derogación de más de 300 leyes hace sentir su cuestionamiento de manera efectiva o se queja pero deja pasar”.
Según el consultor que asesora a varios gobernadores peronistas, si Milei deja pasar y la desregulación fracasa, los que se oponen serán cómplices de ese fracaso, pero si es exitosa los laureles son para el Presidente.
El contenido de las medidas no sorprendió al electorado afín al actual jefe de Estado. “Forman parte de las promesas de campaña como la liberación de los precios, convertir a las empresas públicas en sociedades anónimas para luego privatizarlas”, acota. Haime indica que también, muchos electores que le dieron su apoyo al líder de la Libertad Avanza esperaban un cambio total de la realidad argentina, “ya que les interesaba sobremanera la idea de dolarizar la economía nacional, cobrar en dólares, reducir los planes sociales o reconvertirlos, terminar con los piquetes y hasta acabar con la inflación en un período más acotado”.
El sociólogo alerta que, tras conocerse las primeras medidas, hay sectores de clase media y trabajadores que miran asustados el ajuste y las propuestas del economista libertario. “Los cacerolazos del jueves, aunque no representen en este momento a la mayoría social, son una advertencia de que los próximos 100 días no serán fáciles para nadie”, puntualiza.