CIUDAD DEL VATICANO.- El mensaje de Navidad del papa Francisco giró este año en torno al pedido por la paz en todo el mundo, pero especialmente, en Gaza. Antes de la tradicional bendición Urbi et Orbi, lanzó una súplica para que “cesen las operaciones militares, con sus dramáticas consecuencias de víctimas civiles inocentes”. Reconoció que lleva en el corazón “el dolor por las víctimas del execrable ataque del pasado 7 de octubre” y renovó su llamamiento apremiante para la liberación de quienes aún están cautivos.
El Papa Francisco llamó a "no confundir la fiesta con el consumismo"La bendición Urbi et Orbi se imparte dos veces al año: el Domingo de Pascua y en la solemnidad de la Natividad del Señor. “La mirada y el corazón de los cristianos de todo el mundo se dirigen hacia Belén. Allí, donde en estos días reinan dolor y silencio, resonó el anuncio esperado durante siglos: ‘Les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor’”, dijo Francisco en su mensaje de Navidad, que leyó asomado al balcón de la fachada de la basílica de San Pedro, centro de la Ciudad del Vaticano.
Francisco lamentó las matanzas de inocentes en el mundo: “en el vientre materno, en las rutas de los desesperados que buscan esperanza, en las vidas de tantos niños cuya infancia está devastada por la guerra. Son los pequeños Jesús de hoy”.
Habló también de la necesidad de negarse a la lógica de la guerra, a la que llamó “un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas” y de decir ‘no’ a las armas.
Durante el mensaje, pidió el final de la guerra en Ucrania, Siria, Yemen, que cesen las tensiones entre las dos Coreas, en Sudán, Sudán del Sur, Camerún y la República Democrática del Congo. Hizo un llamamiento contra la fabricación de armas y criticó que se destinen enormes cantidades de fondos a los armamentos.
El papa Francisco simplificará las exequias papales y podrá ser enterrado fuera del Vaticano“Porque si el hombre, cuyo corazón es inestable y está herido, encuentra instrumentos de muerte entre sus manos, antes o después los usará. ¿Y cómo se puede hablar de paz si la producción, la venta y el comercio de armas aumentan? Hoy, como en el tiempo de Herodes, las intrigas del mal, que se oponen a la luz divina, se mueven a la sombra de la hipocresía y del ocultamiento. ¡Cuántas masacres debidas a las armas ocurren en un silencio ensordecedor, a escondidas de todos! La gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos. ¡Y, sin embargo, deberían saberlo!”.
“Que no se siga alimentando la violencia y el odio, sino que se encuentre una solución a la cuestión palestina, por medio de un diálogo sincero y perseverante entre las partes, sostenido por una fuerte voluntad política y el apoyo de la comunidad internacional”.