La rapidez de deterioro del valor monetario Peso ($) generó la psicosis del gasto. Y cuanto antes, mejor. Hemos  llegado al punto de pensar que el ahorro, ponderado y enseñado a los niños como una    sensata y sana virtud, es desaconsejado como medida prudente, por la  inconstancia de su valor. Esto nos  induce a buscar amparo en divisas extranjeras, más confiables frente a cualquier devaluación. El signo monetario, aunque bellamente diseñado con figuras de prócer ha resultado un “pan para hoy y hambre para mañana”. Siendo esto así, sentimos la angustia de ver que, cómo la falsa moneda, “de mano en mano va, mas ninguna se la queda”. Nuestra volátil economía, manejada con recursos espurios, son como  las promesas de un candidato en campaña : de difícil sostén , tal como una papa caliente.

Darío Albornoz
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