“Corre como nena, patea como mina”, son los insultos a los que estamos acostumbrados, entre otros por supuesto. En un mundo que dicta lo que es apropiado para cada género, el deporte no ha sido inmune a los estereotipos de género. Desde temprana edad, nos enseñan que hay una forma “correcta” de lanzar, correr o moverse, y que desviarse de estas expectativas es desafiar nuestra supuesta “feminidad”. Pero ¿qué significa realmente “patear como nena”? ¿Acaso la forma en que una persona patea una pelota está determinada por su género? La realidad es que estas ideas limitadas y arcaicas solo sirven para reforzar los estereotipos y restringir el potencial de las futbolistas femeninas. La habilidad, la destreza y la estrategia no tienen género, y cada vez más mujeres están demostrando que tienen lo necesario para competir al más alto nivel.
Históricamente, el fútbol ha sido visto como un deporte masculino, tanto en su práctica como en su cobertura mediática y reconocimiento. La noción de “fútbol femenino” ha surgido como una forma de distinguir y reconocer la participación de las mujeres en este deporte, pero también ha llevado consigo la implicación de que el “fútbol” es exclusivamente masculino. Es hora de cuestionar estas percepciones arraigadas y reconocer que el fútbol es un deporte para todos, independientemente del género.
El desempeño de la selección argentina en la primera edición de la Copa de Oro es un claro ejemplo, a medida que avanzan en el torneo y se clasifican para los cuartos de final, están demostrando no solo su habilidad atlética, sino también su determinación y capacidad para desafiar las expectativas. En un deporte dominado por hombres, su presencia y éxito son un testimonio del poder del fútbol femenino para derribar barreras y abrir camino para la igualdad de género en el deporte.
La Copa de Oro no solo es una oportunidad para que las jugadoras argentinas demuestren su talento en el escenario internacional, sino también para inspirar a las futuras generaciones de futbolistas. Cada gol, cada victoria es un recordatorio de que el fútbol no tiene género y de que las mujeres pueden brillar en este deporte tanto como los hombres.
Otro ejemplo notable de esto es el reciente éxito de la selección española de fútbol femenino. Después de ganar el Mundial de Fútbol Femenino, ahora se alzaron con la copa de la UEFA Nations League, consolidando su posición como una potencia en el deporte. Este logro es un golpe a los estereotipos de género que han plagado el fútbol durante demasiado tiempo.
La evolución del fútbol femenino está cambiando la narrativa del deporte. Ya no se trata solo de fuerza bruta y velocidad, sino de inteligencia táctica, habilidades técnicas y trabajo en equipo. Las mujeres futbolistas están desafiando las expectativas y demostrando que el fútbol puede ser tan emocionante y competitivo como cualquier otro deporte, independientemente del género de los jugadores.
Es hora de dejar de diferenciar entre “fútbol” y “fútbol femenino” y reconocer que el fútbol es un deporte para todos, independientemente del género.