El 19 de abril de 1994, a los 65 años, fallecía Natalio Mirkin. A pesar de que hoy se cumplen 30 años de su muerte, su nombre sigue estando muy presente en el mundo San Martín. No sólo porque el complejo ubicado en Cebil Redondo lleva su nombre, sino también porque por gestión y obras fue uno de los máximos exponentes en la vida dirigencial del “santo”.
Mirkin fue el presidente que más tiempo se mantuvo en el cargo durante la historia de la institución. Asumió en diciembre de 1973 y fue el máximo mandatario durante 18 años. Y aunque la mayoría de las veces una estadía tan extensa en un cargo tan importante puede verse rodeada de polémicas o hasta calificarse de antidemocrático, con Mirkin, sin embargo, eso no sucedió. De hecho, ocurrió todo lo contrario.
Basquetbolista amateur durante su juventud, llegando incluso a ser campeón tucumano vistiendo los colores de Belgrano, su pasión estuvo siempre ligada a la dirigencia deportiva. Y, en particular, al club de sus amores del que fue hincha y socio durante toda su vida antes de asumir el máximo cargo directivo.
Ganó las elecciones el 9 de diciembre de 1973 y bajo su liderazgo, el “santo” creció a pasos agigantados. Sin ir más lejos, fue durante su presidencia que el equipo de fútbol logró el primer ascenso a Primera división en 1988; hecho que quedó grabado en las páginas doradas del fútbol argentino porque San Martín fue el único club de la historia que pasó de la Liga Tucumana a la elite del fútbol criollo sin escalas.
Pero claro, eso no fue lo único. De la mano de lo futbolístico, lo más importante fue que la institución progresó en lo institucional y en infraestructura.
Mirkin, quien se había recibido de ingeniero en construcciones en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), fue el ideólogo del complejo deportivo que hoy lleva su nombre, y que es la casa central del club en el que se desarrollan todas las disciplinas. El complejo “General San Martín” (así se lo llamaba en aquel momento), ubicado en Camino del Perú y España, fue inaugurado en diciembre de 1978 en un contexto difícil debido al contexto político y a la crisis económica que atravesaba el país.
Descripto como un hombre de “convicciones firmes” por todos aquellos que lo conocieron, Mirkin fue un férreo luchador por los derechos de los clubes del interior y por el federalismo en el fútbol. De hecho, para contrastar la hegemonía de los clubes porteños, fue el promotor de la creación de la Unión de Clubes del Interior (UCI), una entidad que iba a permitir que los clubes más importantes del interior compitieran entre sí y dejaran de depender de los antiguos Nacionales para poder jugar en la máxima categoría.
Sin embargo, y aunque tuvo el respaldo inicial de muchos dirigentes de clubes del interior, las presiones del presidente de la AFA Julio Grondona terminaron dejándolo solo; lo que terminó por descartar la propuesta.
Justamente, uno de los episodios más recordados de Mirkin y que demuestran también su fiereza a la hora de defender lo que consideraba justo, fue el cruce que tuvo con Grondona.
En marzo de 1983, tras dirigir un duelo entre San Martín y Argentinos en La Ciudadela, el árbitro Juan Carlos Loustau fue agredido camino al aeropuerto. Ese acto derivó en una sanción de siete fechas al estadio del “santo”. Mirkin consideró excesiva la sanción y no se quedó de brazos cruzados. Presentó un recurso de amparo y la Justicia Federal le dio la razón.
Sin embargo, los árbitros se negaron a dirigir en Tucumán y por eso un duelo entre San Martín y Chaco For Ever debió ser suspendido. Ante esta situación, Manlio Martínez, entonces juez federal, dispuso el procesamiento de Grondona acusándolo de desobediencia judicial.
Aunque no terminó en ningún tipo de sanción ni condena, por el accionar de Mirkin, Grondona debió presentarse en Tribunales de Tucumán. Llegó a la provincia en calidad de detenido, en una imagen inédita que, hasta su muerte, el ex presidente de AFA no volvería a repetir.
“Decidí retirarme de la vida política del club porque tengo la edad necesaria y porque existen dirigentes para el correspondiente reemplazo. De todos el más apto sería José Luis Fernández, pero no lo decido yo sino entre todos y en el momento oportuno. Pienso retirarme agradecido y satisfecho; he puesto 18 años al servicio del deporte y de la comunidad a la que me debo”, declaró días antes de dejar la institución en abril de 1991, casi tres años antes de su fallecimiento.
Mirkin fue un dirigente temperamental, luchador, de convicciones fuertes y polémico. Luchó por el federalismo del fútbol, y fue respetado a lo largo y a lo ancho del país; además de llevar a lo más alto a su querido San Martín.