En la noche del 11 de mayo de 1974, a la salida de dar misa en la iglesia de San Francisco Solano en Villa Luro, el padre Carlos Mugica fue asesinado de cinco balazos. Tenía 43 años y había pasado la mitad de su vida la pasó dedicada a los sectores más humildes de la sociedad. Identificado con el mensaje del Concilio Vaticano II, el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y la Teología de la Liberación, había desarrollado su labor pastoral en la porteña Villa 31, que ahora lleva su nombre, en íntima vinculación con sus vecinos.

Ceferino Reato: "El padre Mugica fue una persona con luces y sombras"

Su legado es retratado en “Padre Mugica, a la hora de la luz”, el filme con guión y dirección de Nicolás Cuiñas y Walter Peña, quienes no dudan al hablar de martirio, en relación con el sacerdote. A las 10, la película se verá en la Casa de la Cultura Catalina Albarracín de Suárez de Tafí Viejo (avenida Alem 755) y a las 19 en el Espacio Incaa de la sala Orestes Caviglia (San Martín 251), en ambas funciones con entrada libre y gratuita y con presencia de los realizadores, en una actividad organizada por Espacio Pueblo y Hogares de Cristo.

“Lo que más nos interesó fue la transformación de Mugica, su conversión, ese cambio rotundo de mirada sobre la vida que él va produciendo a lo largo de su sacerdocio”, resalta Peña en diálogo con LA GACETA, para referirse a la evolución de una persona nacida un hogar de clase alta, netamente antiperonista, que luego fue emblema de la Justicia Social y el compromiso con los pobres.

- ¿Qué resaltan de su vida?

- Su entrega y esa mirada hacia el otro, su capacidad de pelearse con él mismo para comprender a aquel que necesita y está vulnerable, al que está caído. Discutió internamente para ver cómo poder ayudar a los otros y cómo sentir ese misma necesidad que siente el hermano.

- ¿Cuán relacionada está su existencia con lo que nos pasa ahora como sociedad?

- Mucho porque hoy, más que nunca, la Justicia Social debe ser un faro y la construcción de la comunidad organizada debe afianzarse en los barrios y las villas del país. Ahí es donde hay un reservorio de humanidad, donde la solidaridad está más presente que nunca. Es algo que vivió el padre Carlos de manera directa en lo que era la Villa 31.

-¿Creen que su crimen opacó en parte su labor social, que se conoce más que lo mataron que todo el trabajo que hizo?

- Su asesinato potenció e iluminó el trabajo social que hizo; algunos quieren hablar sólo de que se lo mató pero eso es un desvío, más allá de que hay que saber quién lo hizo. Eso una distorsión, porque su luz dejó un testimonio de vida que está presente. Él enseñó de que nadie es descartable, que los personalismos son egoísmos que duran un rato nada más, que lo trascendente son las comunidades y que todo se debe hacer en comunidad.

- ¿Abordan el crimen en el documental?

- Es un debate que desvía su obra, lo fundamental de su entrega y sacerdocio en una época de mucha violencia y de sombras de un lado y de otro. Carlos sale de esa oscuridad y de ahí viene el título de la película. Hay testimonios que cuentan sobre lo que sucedió y el momento en que lo acribillaron, como el de Ricardo Capelli (NdelaR: estaba a su lado y también fue herido -ver “El filme”), como para que cada uno saque sus conclusiones, pero no ponemos el foco en eso sino en el legado de su obra, de lo que construyó y de lo que deja.

- ¿Tiene herederos?

_ Los hay desde el punto de vista humanista: los curas villeros que están en los barrios populares; los vecinos y vecinas que se juegan por los que menos tienen; los que comparten sin mirar si esto es mío o tuyo y tienen un sentido profundo de la solidaridad; los que entienden y aplican activamente la Doctrina Social de la iIglesia; los que viven comprendiendo el sentir más produndo del pueblo y su humanidad.

- ¿Cómo era su relación con la gente?

- Como de hermanos, hermanas, vecinos... todo lo organizaba en comunidad, buscaba el bienestar y la dignidad de cada uno en el barrio, a ser integrado en toda situación y lugar, a no ser excluido. Cuando fue su nombramiento y su renuncia en el Ministerio de Bienestar Social durante el gobierno de Isabel Perón, hizo consultas en asamblea con su grupo y decidieron cada paso a favor de los barrios.

-. ¿Cómo circula el filme?

- Lo hace como lo hacía el padre Carlos, por barrios y comunidades, no queríamos que sea parte de un circuito formal comercial. Los interesados se comunican con nosotros y programamos funciones; hay que escribir a pastoralvillera@gmail.com. Ya tenemos cubiertas fechas hasta el año que viene, y luego de que camine con los pies en el barro, subirá a una plataforma y quedará disponible para el resto de la gente. Hacemos presentaciones especiales con charlas y encuentros para entender el mensaje de Mugica. La gente lo recibe con mucha emoción porque su historia es conmovedora, nos interpela a ver qué hacemos y qué no hacemos.

El filme

Testimonios

“Padre Mugica, a la hora de la luz” tiene los testimonios de Ricardo Capelli, Mamerto Menapace, el Padre Pepe, Adolfo Pérez Esquivel, Marilina Ross, Fernando Pato Galmarini, Domingo Bresci y vecinos que conocieron al religioso. Con narración de Víctor Laplace, interviene también León Gieco.