Con palabras referidas al impacto de la crisis sobre la población más vulnerable y la necesidad de acrecentar los esfuerzos en busca de salidas, la Iglesia pidió en los tedeum de este 9 de Julio que la política reflexione sobre la realidad del país, así como mirar hacia atrás y observar las cosas que se hicieron mal “y de las que nadie se hace cargo”.

Por un lado el arzobispo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la Catedral metropolitana, habló del esfuerzo enorme de la sociedad y pidió que los intereses mezquinos en la lucha por el poder “con conductas reprochables que sólo demuestran que a muchos les falta el termómetro social de saber lo que viven los argentinos de a pie. No hipotequemos el futuro”. El religioso destacó que las cosas que se hicieron mal en el pasado dieron como resultado que en la Argentina seis de cada 10 chicos son pobres; “niños con hambre revolviendo basura, chicos no escolarizados, o con una instrucción demasiado básica, no pudiendo leer de corrido o interpretar un texto”, detalló. Dijo que la prestación de educación básica por parte del Estado tiene que ser el primer objetivo de un plan de desarrollo.

Por su parte, el arzobispo de Tucumán, en su homilía, consideró la emergencia educativa como una catástrofe. “Hoy más que nunca es necesario unir los esfuerzos por una alianza educativa amplia para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna”, resaltó. Recordó que en la Mesa de Diálogo de Tucumán el año pasado los candidatos se comprometieron a trabajar en “10 desafíos urgentes y necesarios”, entre los cuales estaba la emergencia educativa. Mencionó también el Pacto de Mayo “para trabajar por el bien de los argentinos, acompañados por un Consejo que irá diseñando estas acciones”.

Ambos obispos señalaron la necesidad de la unidad y en el deber de no posicionarse siempre desde los conflictos, desde la grieta.

A su vez el obispo de Concepción  puntualizó que nadie puede prescindir de los demás y criticó el individualismo y que se intente imponer la voluntad sobre los otros. “Eso implicaría que la convivencia social y democrática esté regida por la ley de la selva; o sea, la ley del más fuerte... sin importar los que queden fuera del sistema”. Al igual que en reciente informe de la Universidad Católica Argentina, que planteó que hay mayor cantidad de pobres y que estos sufren mayores carencias, advirtió sobre la desigualdad entre quienes tienen mucho y quienes “no viven en condiciones acordes a la dignidad humana”.

En suma, los religiosos hicieron un llamado a la reflexión de la sociedad en este contexto tan difícil. “Aquella Casa Histórica de Tucumán es modelo para la Argentina de hoy -dijo el de Buenos Aires- Que entren todos, que nadie quede afuera”. “Los congresales de Tucumán deliberaron durante varios meses y mediante el diálogo superaron las diferencias y buscaron juntos el bien de todos”, resaltó el arzobispo de Tucumán. Hay que trabajar fuerte para ello.