Si continuamos con esta tendencia, no tengo dudas de que este será un año récord de incendios”, aseguró el biólogo Juan González. “El grueso corresponde a la quema de cañaverales”, especificó en una entrevista en “La Gaceta Central”, de LGPlay.

El especialista dijo que los primeros casos de incendio comenzaron a registrarse en junio, mes en el que se contabilizaron 326 siniestros. En julio, ese número se triplicó y llegó a 1.028 focos. En los 12 primeros días de agosto, según los números que maneja, fueron enumerados 950. En promedio, fueron unos 79 por día en toda la provincia.

“La información se consigue gracias a los satélites de la Nasa y de la Comunidad Europea que publican diariamente esa información. Son datos que se pueden acceder con solo tener internet”, precisó González.

El ambientalista sostuvo que son seis las normas que prohíben la quema de pastizales y cañaverales, pero que nadie las cumple. “No hay que engañarse. Entre el 90% y el 95% de los incendios son intencionales. Hay que trabajar mucho más en materia de prevención. Sabemos qué hay que hacer, pero lamentablemente no lo hacemos”, opinó.

EN PLENA ACCIÓN. Un móvil policial acudió a una quema de rastrojo.

González definió a la quema de caña y de pastizales como el “enemigo invisible”. “Tantos los elementos sólidos como los gases que generan esta costumbre generan un importante daño en la salud. Hace unos años, en un Congreso de Pediatría, especialistas del Sistema Provincial de Salud (Siprosa) presentaron un informe sobre las consecuencias en la salud. Establecieron perfectamente los millonarios costos que tienen que enfrentar año tras año las autoridades. Debido a ese motivo, las leyes deben dejar de ser letra muerta”, finalizó.

Reacción

El director de Defensa Civil de la provincia Fernando Torres también fue categórico. “Tenemos todo tipo de quema de caña. La que está en pie y el rastrojo. Todos generan problemas por lo que debemos actuar”, explicó el funcionario en una nota en LG Play.

INCONVENIENTE. Varios aprovechan la noche para quemar caña.

El funcionario indicó que los vecinos comenzaron a denunciar los siniestros cuando están próximos a sus hogares. “Ante este panorama debemos actuar en coordinación con los bomberos y la Policía. Se hace un trabajo en común para evitar males mayores”, comentó. “La quema de caña en pie es la más peligrosa porque genera llamas de tres metros y pone en riesgo los electroconductores. El caso del rastrojo es más perjudicial”, destacó.

Tanto González como Torres coincidieron en que este fenómeno se agravó por las condiciones climáticas. Las heladas y el viento aparecen como los principales causantes de estos incendios.

Defensa

“Lo primero que debemos aclarar es que los cañeros no somos responsables de estos incendios. Está científicamente demostrado que la quema genera una importante baja en el rendimiento de nuestra producción”, explicó Mónica Dávalos, referente de los productores del Este.

“Sí debemos reconocer que hay pequeños minifundistas que continúan realizando esta práctica. Pero somos los más interesados en preservar a nuestros campos de las llamas”, agregó la dirigente. “Además, le cuento otro detalle. Los especialistas sostienen que el rastrojo en el suelo sirve para preservar su humedad, pero si se lo quema, termina arruinándolo. ¿Cómo los vamos a quemar”, ironizó.

La quema de cañaverales genera alerta en el este tucumano

Agustín Guillén, representante de los cañeros del sur de la provincia, coincidió con su par, pero además cuestionó las costumbres de algunos tucumanos. “Lamentablemente muchos parecieran ser piromaníacos por la cantidad de fuego que prenden. Queman la basura y los pastizales que están en la banquina de las rutas. Obviamente que esas llamas terminan en los cañaverales”, explicó. “Se tiene que investigar bien quiénes son los autores, porque los productores reciben elevadas multas sólo por ser el propietario de un campo”, agregó.

El presidente de la Sociedad Rural de Tucumán, José Frías Silva, salió en defensa de los cañeros por los cuestionamientos que recibieron en los últimos días. “Es muy poco probable que los productores atenten contra su trabajo. Sí puede haber algunos pequeños que hacen esta tarea, pero son los menos. Por eso le pedimos que denuncien los ataques incendiarios que sufren”, concluyó.