Las Yungas son uno de los ecosistemas más diversos que tiene el país. Albergan una vasta variedad de flora y de fauna (muchas de ellas en peligro de extinción) y tienen un valor cultural y social significativo. Conservarlas y cuidarlas es fundamental sí, para la cultura, pero también para asegurar la supervivencia de servicios ambientales indispensables para la vida. No es casualidad, entonces, que un ambicioso proyecto busque asegurar su perpetuidad: el Ente Norte de Turismo quiere que las Yungas sean declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad.

Sí. Así como suena. Desde abril el Ente Norte está trabajando de manera articulada con todas las provincias involucradas (Salta, Jujuy, Catamarca y Tucumán) para lograr este cometido. Se trata de un paso simbólico, pero de gran valor. La UNESCO declara sitios como Patrimonios Naturales de la Humanidad para proteger áreas que tienen un valor excepcional en términos de biodiversidad, geología, ecología y belleza natural. Estos lugares, por su singularidad y fragilidad, son reconocidos por su importancia no solo para un país o una región, sino para toda la humanidad.

El Gran Cañón (Estados Unidos), la Gran Barrera de Coral (Australia) o el Parque Nacional Los Glaciares (en Santa Cruz) son sólo algunos de los espacios naturales que han sido elevados a esta categoría. La designación como Patrimonios Naturales de la Humanidad, permite que estos sitios reciban una mayor visibilidad y apoyo internacional para su conservación, lo que incluye asistencia técnica y financiera. Y eso es lo que se quiere lograr en el norte.

Protección

Los motores ya están en marcha. Desde julio hay una mesa trabajando en la provincia, que reúne a autoridades del Ente Tucumán Turismo (ETT), funcionarios provinciales, expertos de diferentes áreas de las Ciencias Naturales y representantes del turismo. “No dudo, como investigador interesado en la relación naturaleza-sociedad, que el proyecto de las Yungas como patrimonio Natural de la Humanidad, que prepara Tucumán junto a Salta, Jujuy y Catamarca, es un proyecto estratégico, inteligente, de importancia regional y que conjuga ciencia, preservación ambiental y producción. Como tal se puede resumir en una frase: actuar sobre el presente para asegurar nuestro futuro”, resume, en diálogo con LA GACETA el biólogo Juan Antonio González, a cargo del equipo técnico del proyecto.

El experto -ex director de Ecología de la Fundación Miguel Lillo y consultor de Naciones Unidas- asegura que la declaración de las Yungas sería un paso importante. “No se protegerá desde una sola perspectiva sino se lo hará de manera holística, es decir integral, donde se reconoce implícitamente que no nos podemos desarrollar a futuro sin tener en cuenta la delicada interrelación entre los elementos que componen los ecosistemas y los que ha desarrollado el hombre para generar su base económica y social. Esto sin duda es un salto mental en nuestra concepción y entendimiento de los delicados procesos que, muchas veces no lo advertimos, pero que rigen nuestra vida día a día”, dice.

González aclara el impacto del ecosistema en nuestra vida con algunos ejemplos: “pensemos solamente en el oxígeno que nos proveen las plantas, o el agua con el que iniciamos nuestro día o en la incorporación del anhidrido carbónico por las plantas cultivadas (fotosíntesis) para generar nuestros granos, semillas o frutos de las especies que cultivamos, para darnos cuenta de procesos complejos, silenciosos, pero vitales para nuestro sistema socio-económico. Cuando el desarrollo no tiene en cuenta este ‘maravilloso invisible’ no estamos apostando inteligentemente a nuestro futuro cercano ni lejano. De ese hecho surgió la necesidad de proteger la naturaleza, de usarla pero con sensatez; recuperar lo que se hizo mal y en nueva armonía, tratar de marchar codo a codo”.

Las Yungas, una maravilla de alcance internacional

Impacto

La preservación de sitios naturales no sólo protege a los ecosistemas y a las especies que los habitan, sino permite que la humanidad siga disfrutando de su belleza. Pero el impacto no está no sólo en eso. “La declaración indudablemente generaría una mayor visibilidad y posicionamiento de nuestra provincia en el mapa turístico, y por consiguiente brindará una ventaja competitiva para lograr captar diferentes segmentos de mercado”, dice a este medio Marcos Díaz, secretario general del ETT. “El Turismo es uno de los objetivos principales, pero uno entre varios, porque la protección de las Yungas está relacionada a todas nuestras actividades productivas, al medio ambiente que nos cobija y, por lo tanto, a nuestra supervivencia misma”, reflexiona.

Si hay que cuidar, hay que ser sustentables y sostenibles. Díaz explica que el desarrollo turístico en Tucumán tiene como pilares fundamentales a la naturaleza y a la historia, porque todos esos paisajes están atravesados por las huellas de nuestros antepasados. La declaración -reflexiona- significará “adquirir una mayor responsabilidad en materia de conservación del ambiente natural y del territorio, para lo cual se deberán establecer estrategias de gestión articuladas con organismos de gobierno, las comunidades locales, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil, etcétera”.

En lo económico

Todavía falta mucho para llegar a una postulación. El proceso es riguroso; hay que identificar el sitio y luego preparar una propuesta. Eso es lo que se está haciendo ahora: detallar el valor universal del sitio, con datos científicos, mapas, una descripción clara de por qué el sitio merece ser protegido y también las medidas para protegerlo a largo plazo. Luego, la propuesta deberá ser revisada por Unesco a nivel nacional, luego por otros organismos y finalmente llegará al Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, que deberá dar su veredicto.

Esto marcaría un antes y un después para la provincia. “Desde el punto de vista económico, la declaración abre nuevas oportunidades económicas. El turismo ecológico y cultural podrá generar empleos y fomentará la creación de infraestructura sostenible, beneficiando directamente a las comunidades locales y a la economía regional en general. Además, permitirá diversificar nuestras fuentes de ingresos, reduciendo la dependencia de actividades económicas que puedan ser perjudiciales para el medio ambiente”, resume González.