San Martín en estado de gracia. Un gol de penal en la agonía de un partido que se moría en cero, una victoria en un estadio hasta ahora inexpugnable, tres puntos para estirar la ventaja sobre su perseguidor y escaparse en la cima. Traducido: un estallido de genuina alegría visitante en la hermosa Puerto Madryn.
Cuando parecía que el “Santo” tendría que conformarse con el vaso “medio lleno”, es decir resignarse a la cosecha de un punto ante un modesto Guillermo Brown que apenas si servía para mantener el statu quo en relación a su homónimo sanjuanino, la clara mano penal de Elías Martínez abrió para el conjunto de Diego Flores las “puertas del cielo”.
Puertas a las que venía tocando, parafraseando el mítico tema de Bob Dylan, desde el inicio del complemento, con una postura más agresiva que en la primera etapa. Y que atravesó con la ejecución templada y precisa desde los 12 pasos del experimentadísimo Gonzalo Klusener en el último minuto del tiempo adicionado por Juan Pafundi.
Párrafo aparte: otra vez, como hace unos días en La Ciudadela, la llave que abrió la puerta estuvo en poder de Nicolás Moreno, que nuevamente saltó desde el banco para desnivelar por peso propio en el área rival. En el estadio Raúl Conti fue partícipe necesario, al forzar la mano del destino que le terminó sonriendo a San Martín.
Parecía que no sería así. Porque pese al envión ganador y la moral en alto que otorga ser líder, el “Santo” no había encontrado los caminos para vulnerar a la “Banda” en 90 y pico de minutos. Y eso que el equipo de Arnaldo Sialle, que lucha por no descender, padece de carencias múltiples.
Sin embargo, durante todo el primer tiempo al conjunto de Flores no le fluyó el fútbol. De hecho, Guillermo Brown acorraló a su rival durante algunos minutos, algo así como un espejismo en el desierto. De a poco, la visita se fue haciendo de la pelota y escalando en el terreno.
Igualmente, como predominaba la imprecisión y la previsibilidad, San Martín solo tuvo tres aproximaciones (remates de Gonzalo Rodríguez y Juan Cuevas, cabezazo de Matías “Caco” García).
El complemento fue otra historia. A su habitual solidez defensiva, el “Santo Tucumano” agregó variantes en la búsqueda y voracidad ofensiva.
Hubo un momento de éxtasis, cuando se juntaron los “tres fantásticos” sobre la izquierda (“Caco”, Lucas Diarte y Rodríguez) para que “Turbo” la clavara junto a un palo. El grito fue ahogado por el banderín del juez de línea, quien consideró que Junior Arias había obstaculizado la visión del arquero Sebastián Giovini.
Y llegaron los cambios. Primero el traductor apeló a Klusener y Moreno, a la postre decisivos en el resultado. Luego a Lautaro Fedele (sorprendió la salida de “Turbo”). Inclusive los “muchachitos de la película”, Klusener y el “Chuny”, tuvieron una oportunidad inmejorable, pero fallaron en su intento de empujarla en el área chica.
No aprovechar los puntos dejados en la víspera por San Martín de San Juan hubiera sido una picardía. Y sobre el final llegó el merecido premio a la pretensión de cortarse en la punta, ahora a cinco unidades, a siete fechas del epílogo.