Lock out del transporte y disolución económica. Objetivamente, en las condiciones actuales, es una traba al desarrollo de las fuerzas productivas. ¿Razones? La Asociación de Empresarios del Transporte Automotor de Tucumán pide un precio determinado para el boleto. El precio de su “mercado” es incompatible con el precio de otro mercado, el de la mano de obra (salario), del cual se “nutren” y llaman “usuario”. ¿Consecuencias? La paralización del conjunto de la economía. Se dejaron de pagar subsidios nacionales y subvenciones a las tarifas. Nadie quiere pagar el costo político de aumentar el boleto. Este defaulteo trasciende a estos sectores. Con un salario virtualmente congelado, el tarifazo del transporte inviabiliza la misma posibilidad de trabajar. Hay trabajadores que buscan medios alternativos de traslado, pero también existen los que han dejado ciertos empleos por conllevar un costo de viáticos incompatible con tan magros ingresos. Al ataque al bolsillo que representa esta situación se suma la caída en la frecuencia y la falta de mantenimiento que son otra cara del ajuste que, por un lado, afecta a las condiciones de vida de los trabajadores, pero que también implica un escollo para el normal funcionamiento de la economía capitalista que se desarrolla en condiciones cada vez más precarias. Cada manotazo del Gobierno por hacerse de fondos es un nuevo enredo en su propia tela de araña con consecuencias disolventes para toda la actividad económica. La solución de la crisis del transporte supera los estrechos márgenes de las actuales relaciones capitalistas.
Pedro Pablo Verasaluse
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