El partido que jugarán Los Pumas contra la selección de rugby de Sudáfrica -los últimos campeones del mundo- en Santiago del Estero constituye un llamado a la reflexión: ¿Tucumán podrá volver a consolidarse alguna vez como plaza para espectáculos deportivos de primer nivel o deberá resignarse a verlos pasar cerca? No son preguntas nuevas; hace varios años que entre los aficionados, los deportistas, los empresarios y los funcionarios públicos se buscan las respuestas.

Tal como ocurrió hace un par de años, cuando el seleccionado argentino disputó un partido internacional allí, el próximo sábado, el estadio santiagueño Madre de Ciudades será copado por entusiastas del rugby. Un gran porcentaje de ellos serán tucumanos.

En 2022, Los Pumas realizaron una gira por el interior del país que incluyó partidos en Jujuy, en Salta y en Santiago del Estero. Si hace dos años los aficionados tucumanos manifestaron cierto malestar por haberse sentido ignorados por las autoridades de la Unión Argentina de Rugby (UAR), en esta oportunidad parece haberse impuesto entre ellos una calma resignación. Es indiscutible que estas tres provincias poseen mejor infraestructura que la nuestra: estadios relativamente modernos y cómodos, considerable cantidad de plazas hoteleras de buena calidad y autopistas consolidadas son algunos de los ítems con los que marcan diferencia respecto de Tucumán..

Si levantamos la lupa del rugby se puede advertir que Santiago del Estero ya recibió a la Selección Argentina de fútbol, con Lionel Messi a la cabeza, y que podría volver a hacerlo en los próximos meses, durante las eliminatorias para el mundial de 2026. Y que el Moto GP (una especie de Fórmula 1 del motociclismo) ha recalado en varias oportunidades en Río Hondo.

Sin dudas, Tucumán alberga competencias deportivas de gran calidad: Trasmontaña, grandes torneos de golf, de tenis y parapente, entre otras disciplinas. Inclusive alguna vez recibió a seleccionados de hockey femenino, pero el deterioro irreversible del estadio de Natación y Gimnasia truncó las intenciones de repetir aquellos partidos. Sin embargo, ninguna de las opciones anteriores se compara con los espectáculos masivos y de altura internacional que pueden ofrecer los grandes seleccionados de fútbol y de rugby.

Desde hace años se discute sobre si es conveniente construir un estadio único, si San Martín y Atlético estarían dispuestos a usarlo, si solamente con esa obra alcanza para convertirse en un destino apetecible para los organizadores de los grandes espectáculos deportivos… Los años pasan y lo único claro hasta el momento es que ese no puede ser el eje del debate. El primer paso es definir una mirada estratégica respecto del deporte: ¿nos conformamos simplemente con tener dos equipos disputando los principales torneos de fútbol del país y con un puñado de clubes de rugby que se meten en la élite nacional? ¿O queremos ir por más? Si la decisión se inclina por esta última opción, hay que trazar un plan en el que la gestión de recursos económicos para infraestructura -algo escaso por estos días- ocupe un espacio central. Pero no debemos olvidarnos del sector privado: si las condiciones son las adecuadas (pensemos en la carga impositiva, por ejemplo) es posible que haya empresarios y emprendedores dispuestos a apostar en distintos rubros ligados al tema que nos ocupa. A eso hay que sumar una aceitada capacidad de persuasión para que los grandes actores de estos sectores empiecen a mirar con atención nuestra provincia. Pero, sobre todo, hace falta tiempo y mucho trabajo, como el que vienen demostrando algunas de las provincias de esta región.