Una explosión en una mina de carbón en el este de Irán, provocada por una fuga de gas metano, ha dejado un saldo de más de 50 muertos y 20 heridos. El accidente ocurrió en la mina Tabas, ubicada a unos 540 kilómetros al sureste de Teherán. Se estima que varias personas continúan atrapadas en túneles a una profundidad de 700 metros. Las operaciones de rescate, que enfrentan dificultades debido a la acumulación de gas en la mina, podrían extenderse hasta el lunes.

La explosión, una de las peores tragedias mineras en Irán, afectó a 69 trabajadores que se encontraban en dos bloques de la mina en el momento del incidente. Sobrevivientes describieron escenas de caos y desesperación mientras intentaban escapar. Las imágenes de los cuerpos cubiertos de polvo de carbón y mineros llorando en el lugar del accidente han conmocionado al país. Aún no está claro qué medidas de seguridad empleaba la empresa operadora de la mina, Mandanjoo Co., y las autoridades investigan posibles negligencias.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y solicitó a las autoridades hacer todo lo posible para rescatar a los mineros atrapados. El presidente iraní, Masud Pezeshkian, ordenó una investigación y pidió medidas para mejorar la seguridad en las minas. Mientras tanto, el gobierno ha movilizado ambulancias, helicópteros y equipos de emergencia para socorrer a los heridos y continuar con los esfuerzos de salvamento.

Este trágico evento resalta los riesgos de la minería en Irán, que ya ha experimentado desastres similares en el pasado. La industria minera iraní ha sido criticada por la falta de seguridad en sus operaciones. Explosiones anteriores, como la ocurrida en 2017 en la provincia de Golestán, también dejaron numerosas víctimas, lo que ha generado una creciente preocupación por las condiciones laborales en las minas del país.