DAMASCO, Siria.- En tan sólo 10 días los insurgentes consiguieron dar un vuelco a la guerra civil siria que llevaba 14 años activa. Tras su entrada a la capital, Damasco, el presidente Bashar al Asad, quien dirigió Siria con puño de hierro desde su llegada al poder hace 24 años, dimitió y dejó el país. Agencias de noticias rusas dijeron que había viajado a Moscú junto con su familia.
Una multitud irrumpió en la residencia de Asad en Damasco. La casa del mandatario alauita, sucesor de su padre Hafez al Asad -que gobernó de 1971 a 2000-, fue también saqueada.
“Hoy ya no tengo miedo (...) Mi única preocupación es que estemos unidos y que construyamos ese país con todas nuestras fuerzas”, dijo Abu Omar.
Una sala de recepción del palacio presidencial, situado en otro barrio, fue incendiada, al igual que edificios de entes de seguridad, según periodistas de la agencia AFP y una ONG que monitorea el conflicto.
La alianza rebelde liderada por los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) implementó un “toque de queda en Damasco desde la tarde de ayer hasta la madrugada de hoy”. El anuncio se produjo horas después de su entrada en la capital siria, tras una ofensiva lanzada desde la provincia de Idlib, en el noroeste del país, el 27 de noviembre.
Al menos 910 personas, entre ellas 138 civiles, murieron desde el inicio de la ofensiva, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), organismo que monitorea el conflicto desde Londres y tiene una extensa red de informantes en el terreno.
La violencia también desplazó a 370.000 personas, según la evaluación de las Naciones Unidas, en un país que sufrió una sangrienta guerra civil provocada por la represión de masivas manifestaciones prodemocracia durante lo que se conoció como “Primavera Árabe”.
“¡Es nuestra!”
El líder islamista de la coalición rebelde, Abu Mohamed al Jolani (tal su nombre de guerra), llegó ayer a Damasco y, desde la célebre mezquita de los Omeyas, habló a la multitud que lo recibió con gritos de “Allah Akbar” (Dios es grande).
“Esta victoria, mis hermanos, es una victoria para toda la nación islámica. Este nuevo triunfo, mis hermanos, marca un nuevo capítulo en la historia de la región”, dijo Jolani. Añadió que Siria ha sido un “patio de recreo para las ambiciones iraníes, que difundían el sectarismo, fomentaban la corrupción”, pero ahora, “Siria está siendo purificada por la gracia de Dios todopoderoso y a través de los esfuerzos de los heroicos muyahidines”.
En los festejos en las calles se veía a personas derribando y pisoteando estatuas y símbolos de la dinastía Al Asad. “¡Siria es nuestra, no es de la familia Asad!”, gritaban en las calles de Damasco. En la plaza de los Omeyas, se escucharon disparos como señal de alegría.
Soldados del ejército sirio se deshicieron de sus uniformes y abandonaron el cuartel general situado en la plaza. “Después de 50 años de opresión bajo el gobernante partido Baaz, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamiento anunciamos el fin de esta era oscura y el comienzo de una nueva era para Siria”, afirmaron los rebeldes.
En la televisión pública, la coalición, que tachó a Al Asad de “tirano”, dijo haber liberado a todos los prisioneros “detenidos injustamente”.
La caída del gobierno abre un periodo de incertidumbre en Siria, fragmentada por una guerra civil que mató a casi medio millón de personas desde 2011. El conflicto dividió al país en zonas de influencia, con fuerzas beligerantes apoyadas por potencias extranjeras.
Según israel, con al asad cae un eslabón del “eje del mal” encarnado por teherán
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el derrocamiento de Bashar Al Asad como un “día histórico en (...) Oriente Medio” y describió al mandatario como un “eslabón central” del “eje del mal” dirigido por Irán, su enemigo jurado.
El dirigente israelí ordenó a su ejército que tome una zona de distensión desmilitarizada en los Altos del Golán, un territorio sirio ocupado y anexado por Israel. El Estado judío no permitirá que “ninguna fuerza hostil” se establezca en la frontera, dijo Netanyahu.
Teherán, que vio su embajada en Damasco saqueada, avisó que su política era susceptible de cambiar en función “de la evolución” de la situación “en Siria y en la región”.
“Hay que evitar que siria caiga en el caos”
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, celebró el fin del “régimen dictatorial” de Bashar al Asad en Siria. También lo hicieron Francia y Alemania, pero ambas potencias instaron también a rechazar “toda forma de extremismo”. Hay que evitar que Siria “caiga en el caos”, advirtió Qatar. Arabia Saudita también pidió que se proteja al país del “caos y la división”. Turquía, muy influyente en Siria, donde respalda algunos grupos rebeldes, pidió una transición pacífica y afirmó que está en contacto con los rebeldes para garantizar la seguridad.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunió ayer con sus asesores de seguridad nacional para tratar el tema de Siria. Washington tiene alrededor de 900 soldados en el país como parte de la coalición internacional que se creó en 2014 para ayudar a combatir al grupo yihadista Estado Islámico. La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, afirmó que la caída del gobierno es “positiva” y muestra “la debilidad” de algunos de sus apoyos, Rusia e Irán.