Daniel Ploper, a cargo de la Dirección Técnica de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), confirmó su salida de la institución tras 50 años de relación laboral.

Mediante una carta dirigida “a amigos y a colegas”, el referente académico, de 73 años, anunció que el próximo 31 de diciembre finalizará su vinculación contractual con la Eeaoc, teniendo en cuenta que está en vigencia en Tucumán una norma que impide la continuidad laboral en un organismo del Estado del personal con edad jubilatoria.   

Ploper había ingresado el 1 de abril de 1975 como investigador y desde hace 21 años se desempeñaba como director Técnico de la reconocida entidad provincial.

Es Académico Correspondiente de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria y miembro Honorario de la Asociación Argentina de Fitopatólogos, entre otros varios reconocimientos profesionales.

En el texto, destacó el crecimiento institucional de la centenaria Estación Experimental, especialmente, en los últimos 23 años, periodo que acentuó su papel como referente en el sistema científico nacional y tecnológico a nivel internacional.

Sin embargo, Ploper señaló que mantendrá su “vocación e interés por los asuntos de fitopatología y del cultivo de soja, su especialidad”, que incluirá conferencias o asesoramientos.

El mensaje de despedida:

"A mis amigos, colegas y a todas aquellas personas con las que me ha tocado interactuar a lo largo de mi desempeño profesional hasta aquí.

El próximo 31 de diciembre, al cabo de casi 50 años, habrá finalizado mi vinculación laboral con la EEAOC, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán. Un vínculo ininterrumpido que abarca toda la historia de mi carrera, desde mi ingreso como investigador en 1975, incluyendo en este extenso lapso el curso de mi perfeccionamiento académico en el exterior y los últimos 21 años a cargo de la Dirección Técnica de la institución. Un largo y enriquecedor periplo durante el que pude ser testigo y coprotagonista de la evolución institucional de esta centenaria Estación Experimental. Especialmente la que tuvo lugar durante los primeros 23 años del presente siglo.

Ingresé en la primigenia Estación Experimental Agrícola de Tucumán (EEAT); la que en 1978 consolidaría definitivamente su perfil agroindustrial incorporando ese carácter a su nombre propio para erigirse como la EEAOC que conocemos hoy. Esa naturaleza evolutiva inserta en su ADN institucional cobraría un especial impulso desde comienzos de este nuevo siglo para adaptarse a las exigencias de lo que venía ya conociéndose como una nueva agroindustria.  Fue durante este período que logramos afianzar su pertenencia al sistema científico nacional e instalarla como referente tecnológico también a nivel internacional.

Una secuencia continua de cambios estructurales, programáticos y estratégicos que han permitido sostener la identidad institucional original, perpetuando el respeto y la retransmisión de los valores originales -confiabilidad, transparencia administrativa, ética profesional, mejoramiento continuo, trabajo en equipo, entre otros- que constituyen su principal fortaleza y obran como garantía de su vigencia a través del tiempo.

Llegada la hora de mi despedida y con la conciencia de haber hecho todo lo posible para honrar esos valores con mi conducta, siento la necesidad de expresar mi gratitud a todos ustedes, destinatarios de estas palabras, por su aporte, en distintos grados, posiciones y circunstancias a mi formación profesional y como persona. A  los sucesivos miembros del Honorable Directorio, que han sostenido en el tiempo su confianza en mí para dar continuidad a mi ejercicio de la Dirección Técnica; a los Directores Asistentes, pasados o del presente, sin quienes la coordinación técnica hubiera sido imposible; a los integrantes  del Comité Ejecutivo; al personal administrativo y de las secciones dependientes de la Dirección Técnica; a los colegas profesionales componentes de los distintos equipos de trabajo en los que me ha tocado participar. Entre estos especialmente los compañeros de ruta de la Sección Fitopatología.

La lista de agradecimientos no termina ahí. Sería injusto no incluir en ella a funcionarios -provinciales y nacionales-, personalidades independientes, periodistas, técnicos asesores y miembros de asociaciones civiles, profesionales, técnicas, científicas, educativas, empresariales, del país y del extranjero, con quienes mi tarea me llevó a interactuar. Acépteseme mencionarlos así, en general, con la seguridad de que me constan claramente firmas, nombres y apellidos que no me permitiría olvidar.

Culminan aquí largos años de mi vinculación laboral formal con la Eeaoc; pero no se agota con esto mi vocación ni mi interés intelectual por los asuntos de la fitopatología ni del cultivo de soja, mi especialidad. Más aun habiendo sido designado miembro correspondiente de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria y miembro honorario de la Asociación Argentina de Fitopatólogos, entre otros varios reconocimientos profesionales.

No es improbable entonces que me vean en el futuro rondando seminarios, conferencias, campos o laboratorios. Por lo tanto, esta despedida será, para algunos, un “hasta siempre”, y para otros, quizá, un provisorio “hasta pronto”.

De nuevo, a todos, muchas gracias. De todo corazón".