El año 2024 que termina, ha sido para los argentinos un año trascendente y el inicio de un cambio profundo. La presidencia de Milei, habiendo heredado una situación catastrófica, propuso motosierra para limpiar la Argentina populista de privilegios, reglamentaciones y todo un complejo enjambre que oscurece la transparencia, e impide el libre desarrollo de la actividad privada. Había que romper el populismo. Y el electorado tuvo el año pasado la percepción de que era necesario un cambio profundo, que dio impulso a un liderazgo nuevo, con proyecto único, con coraje, aunque con modales no convencionales. Se logró subir el primer escalón, que fue posible porque la sociedad aguanto un duro ajuste para equilibrar  las cuentas públicas  y eliminar el déficit. Ahora hay que subir los siguientes escalones, por una ladera mucho más escarpada, que va a requerir un consenso constructivo. Debe avanzarse en una política fiscal que elimine los impuestos distorsivos. Deben generarse políticas de Estado para los próximos 30 años, con una revolución impositiva que lleve a más empleo y mejores salarios. Aumentar las exportaciones  para generar dólares genuinos, pero más exportaciones es posible con menos retenciones hasta eliminarlas por completo, porque nuestra bendita Patria tiene condiciones para crecer exponencialmente en exportaciones. La estabilidad económica, la baja de la inflación, y la disminución de la pobreza, logrados en este 2024, hacen que el 2025 tenga el escenario adecuado para profundizar las reformas que faltan. Para poder hacerlo, se deberá conseguir la participación activa de la sociedad, sin descartar a nadie que comparta los valores republicanos, los beneficios de la libertad, la inserción en el mundo occidental y la cárcel para los corruptos. Y sin descuidar a los más desprotegidos. La indigencia debe atenderse en forma solidaria, pero a través de medios transparentes. La batalla cultural debe devolvernos la educación de calidad para todos, salud eficiente, seguridad con narcos presos. El pueblo en su totalidad debe trabajar con dignidad, premiando el mérito, y gozando la tan apreciada libertad.

José Manuel García González  josemgarciagonzalez@yahoo.com.ar