La alimentación está rodeada de mitos y creencias que influyen en la manera en que organizamos nuestras comidas diarias. Uno de los debates más frecuentes gira en torno al consumo de carbohidratos por la noche y su posible impacto en el peso. 

Mientras algunos defienden que evitarlos después de cierta hora es clave para no engordar, otros sostienen que lo realmente importante es la cantidad total de calorías ingeridas a lo largo del día.

¿Cuál es el impacto de la infusión de cúrcuma en nuestro cuerpo después de la cena?

Este dilema ha generado opiniones divididas entre expertos en nutrición y quienes buscan mantener un estilo de vida saludable. ¿Es cierto que comer pan, pasta o arroz en la cena favorece el aumento de peso, o se trata solo de un mito sin respaldo científico?

 Entender cómo funciona el metabolismo y qué factores influyen en el almacenamiento de grasa es clave para desentrañar la verdad detrás de esta creencia tan extendida.

Las reservas de glucógeno en el cuerpo determinan cómo se procesan los carbohidratos ingeridos Infobae

Comer carbohidratos a la noche engorda: ¿mito o realidad?

El doctor Manuel Viso, especialista en Hematología y Hemoterapia, explicó en una nota con Infobae que la clave no está en el horario de consumo, sino en dos factores fundamentales: el nivel de glucógeno almacenado en el cuerpo y el tipo de carbohidrato ingerido.

El glucógeno es la forma en que el organismo almacena los hidratos de carbono para su uso posterior.

“Si nuestras reservas de glucógeno por la noche son bajas, los hidratos que tomemos se encargarán de reponer esas reservas. Si, por el contrario, nuestras reservas están llenas y no los gastamos, esos hidratos pueden convertirse en grasa”, explicó el especialista.

¿Por qué la calidad de los carbohidratos importa más que la hora?

Además del nivel de actividad física, el tipo de carbohidrato consumido es crucial. No todos los hidratos tienen el mismo impacto en el organismo. 

“Sobre todo hay que evitar los carbohidratos simples, que se encuentran en harinas refinadas, refrescos, dulces y productos con azúcares añadidos”, enfatizó Manuel Viso.

Estos productos tienen un índice glucémico alto y provocan picos de azúcar en sangre, lo que puede derivar en un almacenamiento rápido de grasa si no se utilizan como fuente de energía inmediata.

En contraste, los carbohidratos complejos, presentes en frutas, verduras, tubérculos y cereales integrales, son una fuente más saludable. Su absorción es más lenta, lo que evita subidas bruscas de glucosa y proporciona energía de manera sostenida.