El cansancio constante es un problema que afecta a muchas personas en la rutina diaria. Sentirse agotado sin razón aparente puede interferir en el rendimiento laboral, las relaciones personales y la calidad de vida en general. Aunque es común atribuirlo al estrés o a la falta de descanso, en algunos casos puede ser un síntoma de algo más profundo.

Si bien una jornada exigente o el ritmo acelerado de la vida moderna pueden generar fatiga, cuando la sensación de cansancio persiste por mucho tiempo y no mejora con el descanso, es fundamental prestar atención. Este agotamiento prolongado podría estar indicando la presencia de problemas de salud que requieren un diagnóstico médico.

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Entender las posibles causas de esta fatiga crónica es clave para abordar el problema de manera efectiva. Desde desajustes en el organismo hasta condiciones de salud más complejas, existen diversos motivos que pueden explicar el cansancio constante. ¿Cuáles son las enfermedades que podrían estar detrás de este síntoma tan común, pero muchas veces subestimado?

La fatiga constante altera nuestras actividades cotidianas Hola

¿Cuáles son las enfermedades que están detrás del cansancio constante?

Existen algunas condiciones y enfermedades que pueden causar cansancio, por ejemplo:

Diabetes: sus síntomas son mucho cansancio, mucha sed, orinar con más frecuencia de lo habitual (sobre todo por la noche) y pérdida de peso.

Anemia: es una afección caracterizada por un recuento bajo de glóbulos rojos. Un análisis de sangre de rutina puede ayudar a determinar si esta es un factor que contribuye al cansancio.

Trastornos del sueño: como insomnio, apnea obstructiva del sueño o narcolepsia.

Glándula tiroides poco activa o hiperactiva: produce cansancio todo el tiempo, nerviosismo, ansiedad e irritabilidad, debilidad muscular.

Consumo de alcohol o de drogas

Depresión

Dolor persistente

¿Cuáles son lo hábitos que potencian la energía?

Adoptar unos pocos cambios sencillos en la rutina diaria es la clave para vencer el cansancio, descansar mejor y levantarse con las energías recuperadas:

Comer variado y balanceado de todos los alimentos protectores que aportan los macro y micronutrientes que necesita el organismo para estar sano y vital.

Realizar actividad física para liberar tensiones.

Meditar y utilizar técnicas de relajación para tener un descanso profundo.

Dormir al menos 8 horas.

Planificar con tiempo las actividades, incluyendo también las comidas, el descanso y la recreación.

Al momento de almorzar y cenar, comer despacio y con tranquilidad.

Reducir o eliminar de la dieta las sustancias excitantes como las bebidas estimulantes y alcohólicas, sal, azúcar, cafeína en exceso, tabaco, grasas saturadas, harinas refinadas.