“Durante lo que va del siglo XXI hubo dos procesos que no son considerados adecuadamente cuando se analizan los problemas de los sectores productivos de Tucumán; en especial, del sucroalcoholero. En algunos casos, debido a desconocimiento; y en otros, a conflictos de intereses con los sectores público -que no quiere resignar impuestos- y privado, o entre los agentes económicos de estos últimos entre sí”, subrayó el consultor azucarero Arquímedes Carrizo.

Añadió que el primero de estos procesos, que consideró muy positivo, es el cambio estructural en los mercados mundiales de materias prima. “Desde el inicio del siglo este se consolidó y benefició a la Argentina y a todos los países eficientes en la producción de materias prima”, dijo. Destacó que los países que tuvieron políticas macroeconómicas ortodoxas y racionales se beneficiaron con un desarrollo socioeconómico notable, motorizado por estas producciones: “Solo basta repasar lo que sucedió en los países limítrofes -Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, etcétera- para confirmarlo”.

En el caso de la Argentina, indicó que esto no sucedió. “Nuestro país, que dispone de recursos humanos y naturales, de genética, de desarrollo tecnológico de punta y de un eficiente management -en niveles muy superiores al de sus vecinos-, no pudo aprovechar estos cambios, salvo en el período 2003-2007. Muchos empresarios locales emigraron a estos países -y con razón-, llevando capitales, el valioso paquete tecnológico y su management, producto de años de inversión e investigación público-privado”, dijo.

Puntualizó que este cambio y el impacto de las políticas macroeconómicas impulsadas desde el Gobierno nacional a partir de 2008 modificó radicalmente las herramientas de análisis de cada uno de estos mercados y el tipo de políticas públicas necesarias para su optimización. A modo de ejemplo, repasó algunos temas vinculados al sector azucarero:

• Desaparecen los precios de dumping que había en el mercado mundial en el Siglo XX.

• El azúcar dejó de tener una demanda inelástica, porque tiene sustitutos que la están reemplazando en el consumo domiciliario e industrial. El azúcar de caña durante el primer quinquenio de la década de 1980 atendía el 83% de la demanda de edulcorante de Argentina; pero en 2023 solo cubría el 51%, el resto es atendido por los edulcorantes de maíz y artificiales. Durante el año pasado las importaciones de edulcorante artificiales dieron un fuerte salto, por lo que creemos que su share en este mercado aumentó.

• Los biocombustibles, además de dar una respuesta eficiente, renovable y con menor contaminación como combustible, se constituyeron en una excelente herramienta para regular los mercados de azúcar y para manejar mejor los problemas derivados de las grandes producciones.

• Se confirmó la competitividad del sector sucroalcoholero argentino cuando tiene contextos macroeconómicos y regulaciones racionales. En su informe azucarero mensual, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en ingles) publicaba periódicamente un ranking de países productores de azúcar, en función del nivel de sus costos de producción. En la primera década del Siglo XXI, la Argentina se ubicaba en el grupo de países con menor costo; pero en la segunda década ya estaba fuera de ese grupo. ¿Qué sucedió?, ¿en pocos años se volvieron ineficientes los productores argentinos o es el impacto de políticas cambiarias y fiscales distorsivas de Argentina? La respuesta es obvia: de 2003 a 2007 en la Argentina la presión fiscal era de alrededor de la mitad de la actual, hubo superávit fiscal, baja inflación, superávit comercial externo; un contexto que impulsó las producciones competitivas exportables.

• En el pasado había dos “cucos” para los productores sucroalcoleros: la idea de que las grandes producciones sobreofertaban el mercado interno, y que Brasil nos inunde con azúcar barata. Repacemos estos temas: 1.- Con un contexto macroeconómico racional el sector debería poder colocar todos sus excedentes en los mercados externos. Los precios del azúcar, en el mercado mundial se han triplicado desde los primeros años del Siglo XXI, en respuesta al cambio estructural antes descripto. 2.- Desde hace más de 30 años el azúcar argentino generalmente tiene en el mercado interno mayorista local precios inferiores al del Contrato N° 5 de Londres; un caso inédito a nivel mundial, que lleva a que nuestro país tenga el menor precio doméstico de azúcar, respecto de otros países productores. Las estadísticas de la Organización Internacional del Azúcar lo confirman. En su mercado interno, Brasil tiene precios mayoristas que superan normalmente los precios de referencia del mercado mundial. Por tanto, no es lógico pensar que envíe productos a la Argentina a un precio inferior al de mercado; y más con costos de logística del orden de U$S 120 por tonelada.

• El mercado de productos bio-basados derivados de la caña de azúcar, que producen pequeñas y medianas empresas tucumanas, sufre los mismos problemas de competitividad que los ingenios azucareros.

• Los biocombustibles para transporte terrestre y aéreo derivados de la caña de azúcar tienen enorme potencial en volumen y rentabilidad; solo se requiere reglas de juego racionales, claras y estables.

• Los costos de producción de caña reales y potenciales de la Argentina están en el nivel de los países más eficientes de mundo -excepto en los períodos de políticas públicas que distorsionan los costos de los productores.

• La producción de energía eléctrica para la red pública tiene un gran potencial por su carácter renovable.

“Todos estos productos y proyectos ya los ejecutó Brasil exitosamente. ¿Por qué nosotros seguimos estancados y de crisis en crisis? ¿Cuál es la causa por la cual década a década todas estas producciones realmente competitivas no pueden desarrollarse? Imitando a un ex presidente de Estados Unidos me respondo: ‘Estúpido, son las políticas fiscales, monetarias, cambiarias y de regulaciones instauradas en la Argentina desde 2008’. Muchas de las cuales aún están vigentes”, finalizó.