Hace 55 años se terminaba la historia de una de las más importantes bandas de rock y pop. Con “Let It Be” que se publicó en marzo de 1970, se lanzaba el último single, el último álbum y, un par de meses después, la última película.

Un 10 de abril de ese año Paul McCartney con tan solo 27 años anunció en una rueda de prensa, en el marco del lanzamiento de su primer álbum en solitario, que Los Beatles se habían separado y “no tenía planes futuros de grabar o escribir nuevamente con sus compañeros”.

La noticia conmovió a millones de seguidores y a la prensa internacional, pero no fue una gran sorpresa por el deterioro de las relaciones entre los componentes de la banda desde 1966.

“Let It Be” fue el duodécimo disco producido en estudio por parte de la banda.

Se trata de un álbum muy controvertido desde su concepción. Cuando dejaron las actuaciones en directo, en 1966 debido a la imposibilidad de transmitir su música en uno escenario, el grupo se propuso grabar un disco para realizar un último concierto en vivo: la propuesta se conoció como “Get Back”. Las sesiones de grabación comenzaron en 1969 y fueron filmadas por el cineasta Michael Lindsay-Hogg. El material, publicado posteriormente como película, ganó un Oscar en 1970 como mejor banda sonora.

Los ensayos de “Let It Be” fueron muy tensos y llenos de discusiones entre los integrantes de la banda, lo que quedó en evidencia en esa película.

Desde los discos anteriores, la relación de ellos era cada vez más hostil. La presencia constante de Yoko Ono en los ensayos, el desgaste y desinterés de George Harrison, John Lennon y Ringo Starr fueron factores claves en este sentido.

Asimismo, el colapso de la banda provocó el abandono de las grabaciones en Twickenham Studios pasando a Abbey Road. En abril de 1970 pudo terminarse el disco con la producción de Phil Spector, pero el primer single que da origen al álbum, se publicó en la primera semana de marzo.

El último sencillo oficial, escrita por McCartney y Lennon se convirtió en uno de los temas más emblemáticos de la banda, junto con “Get Back” y “The Long and Winding Road”.

Desacuerdos

En “The Beatles: Get Back”, que dirigió Peter Jackson en 2021 las escenas de una relación forzada son muy claras, así como las tensiones internas.

En ese material audiovisual se evidenciaron las tensiones, como se ha dicho, pero también los desacuerdos sobre la dirección creativa del proyecto, lo que reforzó la percepción de que el final de los Beatles era inminente. Paul McCartney, por ejemplo, nunca estuvo conforme con la versión de Spector, especialmente con “The Long and Winding Road”, con los arreglos orquestales.

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La versión definitiva de la canción se grabó el 4 de enero de 1970. George Harrison y Ringo Starr participaron en la sesión, pero John Lennon no asistió. En su lugar Linda Eastman acompañó a McCartney en el estudio, aportando coros y motivación en un momento crucial. El sencillo fue lanzado semanas antes de que Paul anunciara su salida de los Beatles, convirtiéndose en el último antes de la disolución oficial de la banda en abril de 1970.

Himno

El tema se convirtió casi en un himno para los fans. La frase “Let It Be” ('Déjalo ser') puede interpretarse como una invitación a la aceptación, la serenidad y la confianza en el flujo natural de la vida. Según McCartney, quien compuso la melodía, la inspiración para esta canción surgió de un sueño en el que su difunta madre pronunciaba la famosa frase: “déjalo ser”. Este mensaje de consuelo y esperanza se convirtió en el núcleo de la letra. En 1986, fue interpretada como cierre de Live Aid en Londres. Más tarde, en 1998, la canción consoló a McCartney tras el fallecimiento de Linda, su esposa.

El éxito fue instantáneo, logrando posicionarse en el primer lugar de las listas en Estados Unidos y alcanzando el segundo puesto en el Reino Unido. Con el tiempo, la canción se consolidó como un clásico del rock y un símbolo del legado musical.

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El legendario artista, durante “Carpool Karaoke” con James Corden en 2018, reveló que la inspiración para la canción provino de un sueño que tuvo en los años 60, donde su difunta madre, Mary Mohin McCartney, quien falleció de cáncer cuando él tenía 14 años, le dijo: “Va a estar bien. Solo déjalo ser”. McCartney explicó: “Fue genial verla porque los sueños te permiten reunirte con esa persona por un momento; allí están, y casi parece que físicamente están juntos otra vez. Fue muy reconfortante”.

En un plató

La composición de “Let It Be” ocurre dentro del gran plató sin más luz que la de los focos, y el paso de los días se percibe solo en las tazas de café que se vacían, en los asistentes que anuncian la hora de comer o que llegan para ofrecer cerveza y tabaco. El documental es una inmersión en las profundidades de la banda, con pocas señales del mundo exterior y del compañerismo de antaño. John Lennon y Paul McCartney forcejeaban por liderar los arreglos y la composición de los temas. George Harrison se sentía ninguneado; él, su guitarra y unas ideas musicales. Ringo Starr permanecía pasivo y callado tras los tambores, observando desde la distancia el desmoronamiento de la banda. El productor George Martin recordó la grabación del álbum como “una experiencia desagradable”.

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En un momento del rodaje McCartney le dice a Harrison: “Los acordes son como las modas. Como un pantalón ceñido o un pantalón holgado. Tienes que hacer cosas más sencillas hasta que te toque”. Luego vino la discusión, y Harrison fue cortante: “Necesitas a Eric Clapton”. Y se marcha de los ensayos; regresaría a los seis días.