Con la muerte del papa Francisco, la Santa Sede entró en un período solemne de duelo. Como parte del protocolo ancestral, las campanas de la Ciudad del Vaticano fueron cubiertas y silenciadas, mientras que las banderas vaticanas se bajaron a media asta. Estos gestos, más que actos simbólicos, son expresiones profundas del dolor y respeto de toda la comunidad católica por la partida del líder espiritual de más de 1.300 millones de fieles.
¿Por qué se cubren las campanas?
Cubrir las campanas significa enmudecer uno de los sonidos más emblemáticos de la vida religiosa. En tiempos normales, su repique marca momentos de oración, celebraciones y llamados a misa. Silenciarlas representa un tiempo de recogimiento y respeto. Es el eco de una Iglesia que guarda silencio ante la pérdida de su Pastor.
Por su parte, el descenso de las banderas a media asta es una tradición compartida por muchos países, pero que en el Vaticano adquiere un significado especial. En la Plaza de San Pedro, las banderas blancas y amarillas ondean más cerca del suelo como señal de duelo y reverencia. También se bajan las banderas en las sedes diplomáticas de la Santa Sede alrededor del mundo.
Ambas acciones forman parte del protocolo conocido como sede vacante, que comienza oficialmente con la confirmación de la muerte del Papa. Durante este período, además del luto, la Iglesia se prepara para iniciar el proceso de elección del próximo pontífice.