La investigación clínica se consolida como uno de los pilares estratégicos de la economía del conocimiento en Argentina. Con más de 1.000 estudios en curso, solo vinculados a empresas vinculadas a la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme), esta actividad no solo impulsa el desarrollo de medicamentos innovadores, sino que también genera empleo calificado, fortalece el sistema de salud y posiciona al país como referente regional en ciencia y tecnología.
En el marco del Día Mundial de la Investigación Clínica, que se celebra cada 20 de mayo, expertos del sector destacaron el impacto de esta disciplina, que representa el 46% del total de la inversión privada en Investigación y Desarrollo (I+D) en el país., Según datos oficiales de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología nacional, en 2023 hubo una inversión que superó los U$S750 millones.
La investigación clínica no es solo un proceso técnico o regulatorio: es una herramienta clave para ofrecer soluciones médicas donde aún no las hay. Los estudios clínicos brindan a muchos pacientes la posibilidad de acceder a tratamientos experimentales, especialmente en casos de enfermedades que no responden a terapias convencionales.
Además del impacto directo en la salud, esta actividad tiene un efecto multiplicador. En 2023, se celebraron alrededor de 4.000 contratos con instituciones y centros de salud en el país, lo que demuestra la creciente participación de actores locales en una red global de generación de conocimiento médico.
La investigación clínica también actúa como un motor de desarrollo profesional. Los equipos médicos y científicos involucrados acceden a formación continua, protocolos internacionales y tecnología de avanzada, mientras que las instituciones participantes se benefician con mejoras en infraestructura y conexiones con centros de excelencia.
Asimismo, se estima que el 93% de la inversión privada en investigación clínica proviene del extranjero, lo que convierte a este sector en una de las principales fuentes de ingreso genuino de divisas para el país: por cada 10 dólares invertidos en I+D, 9,5 provienen de esta actividad.
Transparencia, ética y calidad
Todos los estudios se realizan bajo estrictos estándares internacionales de ética, calidad y seguridad. Esto garantiza que los medicamentos desarrollados pasen por rigurosos controles antes de llegar a los pacientes, asegurando su eficacia y reduciendo riesgos.
Más allá del desarrollo de productos, la información generada en cada ensayo contribuye a ampliar el conocimiento médico disponible, ayudando a comprender mejor las enfermedades y diseñar nuevas terapias que beneficiarán a generaciones futuras.
Participar voluntaria
La participación voluntaria en estudios clínicos es esencial. Cada paciente que accede a un ensayo no solo recibe atención especializada, sino que se convierte en parte activa del proceso de innovación científica.
Desde el sector científico y sanitario se alienta a que, ante cualquier diagnóstico complejo, se consulte con profesionales médicos sobre la posibilidad de acceder a un estudio clínico. Detrás de cada tratamiento exitoso hay años de investigación, colaboración internacional y un objetivo compartido: mejorar la vida de las personas.