El juicio de resonancia internacional por la posible mala praxis en la atención y tratamientos médicos recibidos durante la enfermedad de Maradona que le ocasionó la muerte trajo aparejado un inesperado escándalo que se sumó a otro por los disturbios producidos durante el sepelio del astro mundial de futbol. Habiendo transcurrido más de un año desde el inicio del mismo a causa de los numerosos testigos de parte que declararon en las últimas sesiones, se detectó algo que no está permito como fue la presencia de sujetos ajenos al juicio filmando lo que sucedía en el recinto. Las investigaciones preliminares despertaron sospechas sobre una de las integrantes del tribunal quien de entrada negó toda responsabilidad en el asunto hasta alegar en su defensa que fue víctima de una gran operación mediática para apartarla del debate. Pero la exhibición del guion de la serie documental (“Justicia divina”) y un tráiler con imágenes de la entrevista a la misma magistrada en su despacho se convirtió en la prueba contundente de su participación. Ante la recusación unánime de todos los abogados de las partes la jueza renunció al debate y el juicio fue declarado nulo por los jueces. La presentación que de sí hizo en el video la entrevistada, hija de un prestigioso jurisconsulto, fue un resumen de sus antecedentes académicos universitarios de grado y postgrado, su carrera en la magistratura y la formación de una familia con dos hijos. La pregunta que todos nos hacemos es cual fue la motivación por lo que esta jueza puso en juego toda su ascendente trayectoria profesional al apartarse de la conducta que debía estar sujeta a principios de honestidad y respeto anteponiendo las obligaciones del cargo a sus propios intereses personales. Comentarios periodísticos en un lenguaje coloquial la calificaron como una “jueza cholula”. Desde un análisis pretendidamente más profundo de ese vedetismo sería la expresión de una subjetividad acentuadamente narcisista. El narcisismo infantil es un pasaje obligado en el curso de la estructuración subjetiva. Denominación inspirada en el Mito de Narciso que trata la historia de un joven extremadamente bello que se enamora de su propia imagen reflejada en un estanque de la que no puede apartarse conduciéndolo a la muerte. El mito no es sinónimo de una mentira si no el de una verdad que la leyenda revela que la obsesión de uno mismo conduce a la destrucción de sí mismo y del otro. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.

Osvaldo R. Llapur                                     llapurosvaldo@gmail.com