Muchas de mis cartas publicadas en esta sección tienen repercusión local, en nuestra querida Monteros, y también fuera de la misma, a través de mi correo electrónico. Es el caso de mi última publicación, “Tierra del Fuego” (30/05), referida al levantamiento de los aranceles para productos electrónicos por parte del Gobierno nacional, que fue contestada con mucha deferencia por el economista tucumano Andrés Ramasco, egresado de la UNT. Quisiera responderle públicamente por este medio, agradeciendo sus consideraciones hacia mi persona y con la íntima convicción de que el debate bienintencionado enriquece el pensamiento propio y ajeno. Desde su destacada formación académica, con un doctorado en la Universidad de Notre Dame, EE.UU., el Sr. Ramasco sostiene que los 50 años transcurridos desde la aplicación de la ley 19.640 en Tierra del Fuego, son suficientes para dar por cumplido su cometido de poblar el desolado sur argentino y que es injusto mantenerlo a costa de desatender otras regiones del país. Coincidiendo en parte con su observación, al haberse logrado la radicación de miles de compatriotas en tan inhóspito lugar, creo que no habría ningún problema en sacar los beneficios impositivos para la industria fueguina si, llegado el caso de que las fábricas cierren al no ser ventajosa su producción, esa masa laboral tuviera alternativas para ser ocupada. Pero lamentablemente no las tiene y muchos deberían regresar a sus lugares de origen. Ahora, en la búsqueda de los “culpables” ante esa realidad, siempre terminamos cayendo en los mismos personajes: nuestra mediocre dirigencia política, local y nacional. Si la misma pudiera ver más allá de sus narices, quizás hubieran aprovechado el impulso de la ley y transformado a la isla, hace ya varios años, en un polo tecnológico a la manera, salvando las distancias obviamente, del Silicon Valley estadounidense. Pero creo que esto sería mucho pedir. Y atento a su observación sobre las regiones subdesarrolladas del país, no podemos evitar opinar sobre el nefasto papel de las políticas populistas de esos lugares, comenzando por las peronistas, a mi humilde entender, la caja de Pandora de todos los males de esta bendita nación. Solamente para enmarcar el contexto, si tomamos las más de cuatro décadas de nuestra joven democracia y comparamos los resultados económicos conseguidos con, por caso un ejemplo extremo, los de la china comunista, estos consiguieron sacar de la pobreza en el mismo lapso de tiempo, a más de 800 millones de ciudadanos, que constituyen hoy la poderosa clase media que convirtió a la nación en una potencia económica y militar. Como contracara, nuestra incompetente y corrupta dirigencia vernácula, nos mantiene exactamente en el mismo angustioso purgatorio de hace casi 50 años.

Ricardo Rearte                                           

ricardorearte@gmail.com