Hasta los 24 años, el estadounidense Jackson Blake pesaba 145 kilos. Su rutina diaria consistía en levantarse cerca del mediodía, encender la consola y pasar entre 10 y 12 horas frente a la pantalla. Las bebidas energéticas, las papas fritas y los snacks ultraprocesados eran su combustible. Apenas salía de su habitación. Su récord personal: 48 horas seguidas sin dormir para terminar un videojuego. Su estado de salud se deterioraba, pero él no lo veía.

Todo cambió la tarde en que sufrió una crisis de ansiedad frente a su PC. El episodio lo dejó sin aire y con un diagnóstico brutal: obesidad mórbida y riesgo cardiovascular inminente. En su testimonio para medios de fitness estadounidenses, Jackson cuenta que ese susto fue el punto de quiebre. Al día siguiente pisó por primera vez un gimnasio.

“Empecé caminando 10 minutos en la cinta y me mareaba. Me daban ganas de volver al sillón y olvidarme de todo. Pero algo en mi cabeza había cambiado”, relató en una entrevista con Men’s Health. De a poco, sumó pesas livianas y entrenamiento de fuerza guiado. También cambió su dieta: eliminó el azúcar, los ultraprocesados y las gaseosas. Incorporó proteínas, vegetales y agua en abundancia.

El proceso no fue fácil. Perdió 20 kilos en el primer año y 30 más en los dos siguientes. Lo que comenzó como una búsqueda por sobrevivir se transformó en una pasión: el fisicoculturismo. Hoy, con 95 kilos de peso y un 12% de grasa corporal, Jackson compite en torneos amateur de culturismo y da charlas motivacionales a jóvenes con sobrepeso y adicción a los videojuegos.

“No quiero que dejen de jugar, quiero que encuentren el equilibrio. Se puede ser gamer y tener un cuerpo fuerte y sano. Yo lo hice después de tocar fondo”, dice.

El caso de Jackson no es único: estudios recientes de la Universidad de Harvard y del Instituto Karolinska alertan sobre el impacto del sedentarismo extremo en gamers profesionales, que pasan más de 10 horas diarias sentados, con riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y depresión.

Sin embargo, historias como la suya demuestran que revertir esta situación es posible con constancia, apoyo profesional y decisión.