Carlos Duguech

Analista internacional

La pretensión de Trump de que Irán acepte rendirse so pena de sufrir consecuencias que generará Estados Unidos nos hace recordar el “no” que esperaba Harry Truman cuando exigía a Japón la rendición incondicional, en 1945. Claro que mencionando al emperador Hirohito (cuasi de estirpe divina para los súbditos japoneses) como rendido sin condiciones ante las fuerzas de los Estados Unidos, era instalarlo en un tribunal de guerra. Ya se había rendido la Alemania nazi en mayo de ese año: ante las fuerzas de Estados Unidos y las de la Unión Soviética. Por ello, y urgido por la necesidad de las “pruebas de campo” de las dos bombas que poseía (una de plutonio y otra de uranio) Truman esperaba, ansioso, el “no”. Y ese no de Japón, posibilitó Hiroshima y Nagasaki.

Trump necesita el “no”. Se juega al no. Y se sabe que el líder máximo de Irán,  Alí Jamenei, repelerá la pretensión de Trump de rendirse. Y, entonces sí, los Estados Unidos lanzarán su ataque preanunciado. Malo, muy malo para la región del Medio Oriente y el mundo.

Trump pide la “rendición incondicional” de Irán

Perversas gestiones las de Trump y las de Benjamín Netanyahu ante una organización internacional de primera, como la Organización de las Naciones Unidas, devaluada por inoperante, por debilidad estructural de diseño desde hace 80 años. ¿Tendrá idea exacta y racional Trump de lo que se propone hacer y que ello compromete al mundo?