“La industria textil es la segunda más contaminante del mundo”, lanza Fernando Decoud, cofundador de La Argentina, una empresa familiar que hoy transita el desafiante camino del triple impacto: económico, social y ambiental. En diálogo con LA GACETA, reflexionó sobre sostenibilidad, economía circular, y cómo desde lo cotidiano -incluso desde la cocina de casa- es posible ser parte del cambio.

A la espera de su participación en la Experiencia Innovación Sostenible, Decoud explicó que este nuevo paradigma implica dejar de pensar los residuos como “basura” y comenzar a verlos como materias primas reutilizables. “La economía circular es pensar los productos de la cuna a la cuna. Lo que para una industria ya no tiene utilidad, puede tener valor para otra”, explicó.

Este enfoque cobra especial relevancia en el sector textil, que representa el 10% de las emisiones globales de CO2 y consume el 20% del agua usada por la industria en el mundo. “Nosotros entendemos que trabajamos en un rubro altamente contaminante, por eso nos enfocamos en compensar y reducir nuestra huella de carbono”, afirmó.

El compromiso de La Argentina

Desde hace un tiempo, La Argentina incorporó la sostenibilidad como parte de su plan estratégico. “No vamos a llegar a ser carbono cero, pero todas las acciones que realizamos hoy están orientadas a ese objetivo”, contó. Bajo esta lógica, se volcaron de lleno a desarrollar procesos más responsables, tanto en la producción como en la gestión de residuos.

Además de repensar el modelo de negocio, en la empresa apuestan a la educación y la concientización como herramientas clave. “Esto empieza desde la infancia, desde la escuela. Mis hijos me marcan muchas veces errores en casa que me hacen ver lo que aún nos falta por aprender”, compartió.

Sostenibilidad cotidiana: empezar por casa

Pero la sostenibilidad no es solo para empresas. Decoud enfatiza que todos podemos hacer algo desde lo cotidiano. “El 80% de los residuos que se generan en Argentina son compostables. Si los separamos, evitamos la contaminación de las napas y los ríos. En mi casa, por ejemplo, con mis hijos tenemos un recipiente en la cocina para todo lo compostable, y luego usamos esa tierra para nuestras plantas. ¡Es una bomba!”, relató.

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La clave, según explica, está en incorporar hábitos simples pero sostenibles: separar residuos, lavar los envases para reciclaje, y reutilizar materiales. “Hay montones de herramientas tecnológicas y también conductas personales que nos pueden ayudar a ser más responsables con el ambiente”.

¿Se puede ser sostenible y rentable?

A menudo, las pymes se preguntan si es posible combinar innovación, sostenibilidad y rentabilidad. Para Decoud, la respuesta es un rotundo sí. “El triple impacto tiene tres patas: ambiental, social y económica. Si la actividad no es rentable, no es sostenible. Hay que generar ingresos al mismo tiempo que se generan impactos positivos”.

Una experiencia que inspira

Finalmente, Decoud invitó a participar de la Experiencia Innovación Sostenible organizada por LA GACETA. “Nos falta mucha información y educación sobre las acciones socioambientales. Este espacio permite conocer casos concretos, escuchar experiencias reales de empresas que están transformando su modelo de negocio. Es un camino que se transita y que no termina nunca”.