Nuestra querida UNT es una Universidad Pública con sede central en la ciudad de San Miguel de Tucumán y es una de las más importantes de nuestro país, junto a la UBA y a la UNC. Centenaria, nació un 25 de mayo de 1914 como institución provincial y luego fue nacionalizada en 1921. Su creación fue impulsada por un joven intelectual tucumano y abogado, el doctor Juan B. Terán que, con un propósito muy noble, cual fue el de generar un polo de desarrollo cultural y científico en el centro del NOA, a sus 28 años (1908) y rodeado de la intelectualidad de ese momento (Alberto Rougés, Ernesto Padilla, Miguel Lillo, Ricardo Jaimes Freyre, Juan Heller), presentó a la legislatura provincial el proyecto de creación de la universidad. Recién aceptado bajo el gobierno de José Frías Silva (1912), después espero dos años hasta 1914 y, en el gobierno de Ernesto Padilla, se puso en marcha con instituciones ya existentes. Juan B. Terán fue nombrado, a sus jóvenes 34 años, el primer rector de la UNT y dijo así al asumir: “Toda fundación intelectual como la apertura de esta casa es el punto de partida de una evolución indefinida”. Y en el Acta Fundacional se explicaron los objetivos que explicaban esta fundación: “La Universidad de Tucumán, institución de cultura superior, tiene por finalidades inmediatas: conservar, acrecentar y transmitir el conocimiento. Promover el desarrollo de la cultura por medio de la investigación científica, técnica y humanística y del trabajo creador”. Agregaba: “Propender a formar hombres con un elevado sentido ético, conscientes delos deberes y obligaciones que como universitarios les incumbe a la comunidad”. El proyecto fundador sintetizaba en su lema “Pedes in terra ad sidera visus” (Pies en la tierra y la mirada en las estrellas, o cielo), diciendo a las claras lo que se pretendía con sus finalidades. Yo me pregunto entonces: ¿Qué fue lo que nos sucedió? Nos duele en el alma ver y leer las instancias finales y conclusiones del juicio por el presunto uso irregular de fondos provinciales de YMAD destinados a la UNT. Cabe recordar y tener presente, que de nuestra querida universidad egresaron numerosos profesionales destacados en diversos campos. Un arquitecto como César Pelli, de fama mundial. En ella enseñó otro grande, como el arquitecto Eduardo Sacriste. La señora Lucía Piossek. Por sus aulas pasó el doctor Luis De La Fuente, médico de prestigio, mano derecha del doctor Favaloro. En fin, gente que honro con su conducta el legado que nos dejó ese grande que fue Juan B. Terán. Él creo nuestra alta casa de estudios: fue para nosotros, los tucumanos, para la región noroeste y hasta las naciones vecinas, un faro cultural que fue creciendo década tras década con altísimo prestigio. Fue Terán un educador de corazón, que trabajó como rector durante quince años destinando su sueldo a beneficencia, un verdadero filántropo... A él nuestro profundo agradecimiento. Nicolás Repetto, el gran jurista, dirá de él: “El trabajo fue su hábito y la humildad su grandeza”.

Juan L. Marcotullio             

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