Está todo raro. La frase se escucha en el almacén del barrio; también en la carnicería y hasta en la verdulería. Se repite en el pequeño empresario, que no ve una moneda, y se potencia en el gran industrial, que no arranca porque la velocidad de la economía en esta parte del país no es la óptima. El aguinaldo del asalariado se esfumó. Poco y nada queda en el bolsillo. El primer semestre transcurrió aceleradamente, con cierta paz cambiaria y desaceleración inflacionaria. ¿Alcanza? No tanto, porque el salario promedio no mejora. La Argentina todavía no logra mejorar la nota en el mercado y el ciudadano común lo percibe a través de las tasas de interés que le cobran por el uso y abuso de las tarjetas de crédito y también por los créditos personales.

El pulso del día a día se percibe, en Tucumán, Jujuy o Salta y, en menor medida, en Córdoba, Santa Fe o Buenos Aires, donde la economía tiene otro oxígeno, otros costos. El humor social se modifica, pero no en la misma escala que en otros procesos de cambios económicos. Aquella sensación de que “todo está raro” se cuela en las distintas capas sociales, con un dato que a los políticos de territorio los pone helados: en las zonas donde el calor del consumo no llega y donde las necesidades son tan básicas como insatisfechas, la respuesta a la pregunta acerca de a quiénes votarán el 26 de octubre es insólita: La Libertad Avanza (LLA). En algunos estratos el peronismo está perdiendo terreno porque las respuestas no llegan, se anima a decir un analista político con conocimiento de cómo funciona el aparato peronista en el interior. El formoseño Gildo Insfrán salva la ropa, porque su viejo estilo caudillista, sigue imponiéndose en una jurisdicción con escasa diversificación económica. El resto todavía no está protegido contra la ola violeta. Javier Milei se está consolidando como una “arma de castigo” contra la política tradicional. Ese es el temor interno. Eso es lo que convierte a gran parte de la dirigencia política en muñecos de hielo, ante un frío polar que no da tregua, ni siquiera para descuidarse de la tropa propia.

9 de Julio: "Necesitamos que Milei nos confirme a qué hora viene a Tucumán", dijo Jaldo

El “caso Alberdi” sigue golpeando las puertas del oficialismo. Osvaldo Jaldo trata de despegarse de ese escándalo que envolvió a un municipio referente de la sección Oeste. La intervención fue un remedio imprescindible para dar vuelta de página y esquivar las esquirlas de otro problema político e institucional. Sin embargo, ha dejado secuelas entre los principales referentes peronistas. Más allá de que la decisión se tomó para contribuir en la investigación judicial respecto de la comercialización de drogas en la zona, no dejó de despertar suspicacias en varios municipios del interior. Una prueba de ello ha sido la última sesión legislativa. Cuando ni siquiera transcurrieron dos años de mandato, Jaldo se encuentra con un “vacío” en el recinto que puso en peligro la convalidación del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) vital para sus aspiraciones electorales: Procrear II. Los interrogantes dentro de la Casa de Gobierno se suceden. ¿Cómo es posible que haya peligrado el quórum? ¿Acaso el jefe del bloque oficialista no sigue de cerca la cantidad de legisladores presentes?¿Qué mensaje quieren transmitir desde sus bancas? Más allá de las respuestas que quieran esgrimirse, esa sesión ha marcado un antes y un después en la relación interpoderes. Más aún con el aviso de Jaldo y aquella frase de que “algo está fallando” dentro del edificio legislativo. Peor cuando dijo que “se terminó la política de cuarta”. Teléfono para el vicegobernador Miguel Acevedo. El presidente de la Cámara no tiene ninguna duda de que debe acompañar a su compañero de fórmula, pero en su entorno persiste la duda acerca de si el propio Jaldo está convencido de que lo tendrá en cuenta en futuras contiendas electorales. Acevedo no ha cortado el canal de comunicación con ninguno de los principales exponentes del peronismo local. Con los que están permanentemente en Tucumán y con los que suelen pasar más días en Buenos Aires. Otra incógnita que transita por los pasillos del Palacio de 25 de Mayo y San Martín es si el vice está armando estructura propia para el futuro.

Personalismo

Los estados de ánimo del gobernador se perciben en el gabinete, que ha venido cultivando el perfil bajo en los últimos días y que el frío los volvió a exponer públicamente. Ello también encuentra otra explicación: el personalismo del mandatario a la hora de realizar los anuncios y de ponerle el pecho a los problemas. Lo potenció en los últimos días.

Dentro de la Casa de Gobierno hay quienes le sugieren que, tras los actos del 9 de Julio, debe bajar línea acerca de cómo afrontarán la campaña, quiénes serán sus aliados y cuáles actuarán como adversarios electorales. El dialoguismo envuelve a Jaldo en una ensalada ideológica, con principios institucionales, pero con fines políticos. El tranqueño ha endurecido el discurso para recordarle al presidente Javier Milei que sólo no podrá reconstruir la Argentina y que necesita, imperiosamente, del acompañamiento de los gobernadores. Ese es otro aviso que va más allá del domingo 26 de octubre, independientemente del resultado electoral.

Jaldo y la oposición en Tucumán: ¿quién moverá primero en la carrera hacia 2027?

Mientras tanto, el manzurismo lo espera en la esquina. Juan Manzur ha sido anfitrión del asado que ofreció, en su residencia de Yerba Buena, a casi 50 referentes cercanos al actual senador nacional. Una frase del ex mandatario trastocó la noche del domingo. “Si llega a ganar La Libertad Avanza, el PJ no vuelve más”, esgrimió el actual presidente del distrito Tucumán del peronismo. Manzur arengó a su tropa a que no se quede en la casa y que salga a jugar en los próximos comicios. La estrategia de ese espacio antimileísta es clara: que alguno de sus referentes tenga el primer o el segundo lugar en la lista oficialista de unidad y, si no hay respuesta afirmativa del jaldismo, competir con lista propia. Ese eventual frente electoral ya tiene cuatro partidos políticos dispuestos a conformarlo. Curiosa estrategia. El propio titular del PJ local propiciaría una lista que le haría frente en las urnas a la nómina de candidatos a diputados nacionales que propondría el actual jefe del Poder Ejecutivo y vice del partido.

En medio de esta puja justicialista asoma la figura del vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán, que el viernes, desde Yerba Buena, prometió bajar la carga impositiva, achicar el Estado y eliminar las comunas rurales. El ajuste es parte de la estrategia de LLA, aceptada por gran parte de la sociedad. Lo de los tributos sigue sonando a promesa en medio de un retorno a las altas retenciones que afectan, con más fuerza a las economías regionales. Lo de la desaparición de las comunas es una cuestión más difícil. Esas jurisdicciones se han convertido en una suerte de bolsa de trabajo del lugar, con pocas posibilidades de reinserción.

Hace nueve años le advertían a Jaldo sobre el avance narco en Tucumán

Hace 10 días, en el comedor del Senado de la Nación, Catalán se cruzó con la senadora Sandra Mendoza. Cuentan que la charla fue tan amena como reveladora de la puja que se viene.

-”¿Cómo me ves?”, interrogó el funcionario.

-”No te conoce nadie”, habría sido la irónica respuesta de la parlamentaria. Pero la acompañó con otra reflexión: “el sello de LLA tiene su peso”.

Ese comentario es lo que se vio en algunas elecciones de este año. “Sin plata y sin caras”, los libertarios fueron consolidándose como espacio de poder. Y, en LLA, lo diferencian con el peronismo. “El PJ necesita figuras y mucha plata para mover el aparato partidario”, comparan.

La encuesta que maneja el manzurismo da cuenta de que los libertarios tienen una intención de votos que llega a los 35 puntos. De allí la idea de unidad, por el espanto que causa un cambio de signo en una provincia históricamente peronista.