Observando con pesadumbre (además de desazón y disgusto) la situación payasesca y ridícula que tiene a los argentinos en ascuas y en vilo por las palabras y acciones de una persona importante para el mal, condenada y presa por decisión de la Justicia, así como sus seguidores; me permito recordar a los lectores de este prestigioso diario, una palabra campechana (franca) y un tanto grosera, rescatada de forma irónica por el inefable Roberto Fontanarrosa, quien le hizo un peculiar elogio a la palabra en cuestión en el Congreso de la Lengua realizado en Rosario, del 17 al 20 de noviembre del 2004, con el aplauso general. Con las consideraciones que preceden, se puede afirmar que desde el arribo del populismo corrupto con tinte mussoliniano, hace 78 años y la instalación del kirchnerismo por 21 años, que según expertos en números del sector público, determinaron que esta nefasta Organización le expolió desembozadamente U$S 47.000 millones al Estado argentino, monto en el que están incluidos los U$S 24.000 millones que se adjudican a la familia Kirchner; al respecto, estos analistas cuentan con las pruebas para exhibirlas cuando se presenta la oportunidad de ser mostradas. El resultado de vigencia de estas “lindezas” es que dejaron una Argentina de estiércol (por no nombrar a la palabra defendida por Fontanarrosa) y un 90% de ignorantes fácilmente manipulables. De la pobreza se puede salir, de la ignorancia y del fanatismo, no. Quien apoya y sigue a un corrupto y ladrón, es de su misma condición. Así lo veo y siento yo.

Mario Alberto Ricci                                                    

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