La práctica de los baños de hielo se convirtió en una moda impulsada por figuras públicas e influencers que los promueven como herramienta de bienestar físico y mental. Sin embargo, un análisis reciente publicado en The Conversation advierte sobre los riesgos fisiológicos que esta técnica puede implicar, desde el shock por frío hasta lesiones duraderas en nervios y vasos sanguíneos. Lejos de ser un hábito inofensivo, los expertos recomiendan abordarlo con conocimiento y supervisión médica.

Lo que comenzó como una estrategia de recuperación muscular en el ámbito deportivo ahora se ofrece en spas, gimnasios y hasta en el hogar. El mercado global de baños de hielo alcanzó los U$S 338 millones en 2024, con una proyección de crecimiento acelerado. No obstante, los especialistas Samuel Cornell (UNSW Sydney) y Michael Tipton (Universidad de Portsmouth) advierten que los beneficios comprobados son limitados y de corto plazo.

Si bien pueden reducir levemente el dolor muscular tras entrenamientos intensos o generar sensaciones positivas momentáneas, la mayoría de las afirmaciones sobre beneficios para la salud mental, el metabolismo o la testosterona carecen de respaldo científico robusto.

Entre los principales riesgos, los autores destacan:

Shock por frío: la inmersión en agua por debajo de 15 °C puede provocar jadeo, hiperventilación, aumento de la presión arterial y frecuencia cardíaca.

Hipotermia: el contacto prolongado puede derivar en pérdida de conciencia, confusión o colapso posterior debido al fenómeno del afterdrop.

Lesión por frío no congelante: una afección poco visible que daña nervios y vasos sanguíneos en extremidades, y provoca dolor crónico, entumecimiento y sensibilidad al frío por meses o incluso años.

Medidas de precaución a esta moda

Ante la expansión de esta práctica, los especialistas proponen seis recomendaciones básicas para reducir los riesgos:

1. Consultar con un médico antes de iniciar los baños, sobre todo si hay antecedentes cardiovasculares o respiratorios.

2. Comenzar de manera gradual, con duchas frías antes de una inmersión total.

3. No realizar la práctica en soledad.

4. No exceder los 3 a 5 minutos de exposición.

5. Controlar la temperatura del agua.

6. Prestar atención a señales de advertencia como temblores, entumecimiento o confusión.

Aunque los baños de hielo ganaron popularidad como símbolo de disciplina y resiliencia, los riesgos que implican no deben ser subestimados. Como toda práctica que involucra el cuerpo y la salud, requiere información confiable, supervisión y límites claros. Lo que puede parecer una simple tendencia en redes sociales, podría tener consecuencias duraderas si no se aborda con responsabilidad.