La historia de los tucumanos en los Mundiales Sub-20 comenzó hace casi medio siglo y hoy suma un capítulo especial. Álvaro Montoro, mediocampista surgido en Vélez y actualmente en Botafogo de Brasil, fue convocado por Diego Placente para disputar el certamen en Chile. Su presencia tiene un trasfondo particular: el club carioca decidió liberarlo pese a necesitarlo en plena competencia.

“Es un sueño para él. No vamos a retener a un jugador que quiere jugar con su selección”, explicó en conferencia Davide Ancelotti, el entrenador del “Fogao”, dejando en claro que la decisión trascendió lo deportivo para convertirse en un gesto humano.

La herencia tucumana

El recorrido comenzó en Japón 1979, cuando Argentina levantó su primer título juvenil bajo la conducción de César Luis Menotti y con un adolescente Diego Maradona como figura.

Allí estuvo Juan José Meza, mediocampista creativo de Central Norte. Debió correrse a la derecha porque la camiseta “10” ya estaba ocupada. “Me recomendaron que me adaptara y acepté, porque yo quería jugar”, recordó años más tarde. En la final del 7 de septiembre, Meza ingresó en el complemento en la victoria 3-1 frente a la Unión Soviética, que coronó al equipo campeón del mundo.

Una década después, Manuel Santos Aguilar fue parte del plantel que viajó a Arabia Saudita bajo la dirección de Carlos Pachamé. Nacido en la capital, surgido en San Lorenzo, fue recordado como un lateral-volante con técnica y proyección. En Estudiantes de La Plata logró el ascenso a Primera y más tarde conquistó la Copa Conmebol de 1999 con Talleres.

El salto generacional llevó a Roberto “Tucu” Pereyra a Colombia 2011. Por entonces era un juvenil de River que ya mostraba dinámica y versatilidad. Años después continuó su carrera en la Juventus, en el Watford de la Premier League y en la Selección mayor, con la que disputó la final de la Copa América 2015. También fue parte del plantel que se quedó con el tercer puesto en la Copa América 2019.

En Corea del Sur 2017, el representante tucumano fue Exequiel Palacios, hoy figura en Bayer Leverkusen. Su recorrido con la celeste y blanca llegó mucho más lejos: fue campeón del mundo en Qatar 2022 y todavía forma parte de los planes de Lionel Scaloni. Actualmente se recupera de una lesión que lo tendrá fuera de las canchas hasta 2026, pero su lugar en la historia ya está asegurado.

En el Mundial Sub-20 de Argentina 2023, Ignacio Maestro Puch fue una de las referencias ofensivas de la “Albiceleste”. “Es el sueño de todo chico que juega al fútbol. Somos 21 y lo estamos aprovechando al máximo. Es especial porque estoy cerca de mi provincia, van a venir muchos amigos y familiares”, dijo en una entrevista en su momento, en referencia a que los primeros partidos del Sub-20 dirigido por Javier Mascherano se iban a disputar en el estadio “Madre de Ciudades”, en Santiago del Estero.

El presente

Hoy es Montoro quien continúa la lista. Considerado pieza clave en la Selección Sub-20 de Placente, llega con rodaje en Botafogo y con un respaldo inesperado: la decisión del club brasileño de dejarlo viajar. “Es un sueño que no podíamos impedirle”, dijo Ancelotti. Para Montoro, representar a la Argentina es cumplir un anhelo de toda la vida y también inscribirse en una tradición tucumana que ya tiene más de cuatro décadas.

Otros norteños

Si se amplía el mapa, el norte argentino suma más nombres: el salteño José Eduardo Alul jugó el Mundial 1981; el catamarqueño Julio César Bayón, el de 1995; otro catamarqueño, Aníbal Moreno, integró el plantel de 2019; y el santiagueño Maher Carrizo se sumó en 2025.

Cada convocatoria ratifica la vigencia de una tierra que respira fútbol. Tucumán, pequeño en territorio pero grande en pasiones, siempre encontró la manera de estar representado en los escenarios juveniles más importantes.

De Meza en Japón 1979 a Montoro en Chile 2025, seis nombres unen generaciones y demuestran que los sueños, cuando se defienden con la camiseta “albiceleste”, trascienden fronteras.