La imagen recorrió el país en cuestión de minutos. Carlos Salvador Bilardo, rodeado por cuatro de sus dirigidos en la Selección Argentina campeona del mundo en México 1986. Oscar Ruggeri, Jorge Burruchaga, Sergio Batista y Ricardo Giusti visitaron al “Doctor” en su domicilio de Buenos Aires y compartieron una tarde que despertó una ola de emoción en las redes sociales.

El reencuentro fue difundido por Ruggeri, quien publicó una foto en su cuenta de Instagram con un mensaje que resumió el sentimiento de toda una generación: “Con mi maestro, el más grande de todos. Una felicidad enorme poder verlo tan bien y compartir. Agradecerle siempre por todo lo que hizo por cada uno de nosotros, dentro y especialmente fuera de las canchas. Nos educó y mostró el camino para llegar a la gloria eterna. ¡Simplemente gracias por todo, Carlos querido!”.

Burruchaga también compartió su emoción con una frase sencilla, pero cargada de afecto: “Visitando a Carlos. Qué lindo verte, maestro”. La foto, donde se los ve sonriendo, rápidamente se viralizó y fue replicada por hinchas, periodistas y exfutbolistas que destacaron la vigencia del vínculo entre Bilardo y aquel grupo inolvidable.

“Narigón”, de 87 años, atraviesa desde 2017 un tratamiento por el síndrome de Hakim-Adams, una enfermedad neurológica que genera acumulación de líquido en los ventrículos del cerebro y afecta la memoria y la estabilidad. Vive en su departamento de Caballito, acompañado por su familia y un equipo médico que lo asiste a diario. Según contó su ex ayudante Miguel Lemme, “está bastante bien, miramos fútbol y la pasa mejor”.

No es la primera vez que los campeones del ’86 lo visitan. En marzo, varios integrantes del plantel también se acercaron para celebrar su cumpleaños. Cada encuentro tiene el mismo efecto: un recordatorio de lo que significó Bilardo en la historia del fútbol argentino, y del cariño intacto de quienes compartieron con él la conquista más grande.

AFECTO DE SIEMPRE. En marzo, el “Doctor” celebró su cumpleaños acompañado por su familia y ex jugadores del Mundial de México 1986.

El gesto de sus ex jugadores, que siguen visitándolo cada vez que pueden, es también una muestra del legado humano que dejó el “Doctor”. La foto del reencuentro es, más que una imagen, una síntesis de gratitud y respeto eterno.