En el escenario, una mujer se multiplica. Es Juana de Arco, Juana la Loca, Juana Azurduy, Sor Juana Inés de la Cruz. Pero también es todas las que fueron silenciadas, las que resistieron, las que aún buscan decir. Juana, protagonizada por Juana Viale y dirigida por Chevi Muraday, es una experiencia poética y sensorial que atraviesa los límites del teatro y la danza para dar voz -y cuerpo- a las mujeres que hicieron de su historia un acto de rebeldía.

“Es una obra muy poética, con un texto muy poderoso, donde la danza interpela a la palabra. Estoy acompañada por un elenco maravilloso, cuatro bailarines increíbles, dirigidos por un gran director español”, cuenta la protagonista de la historia quien pisó Tucumán por primera vez el pasado miércoles y se presentará en el Teatro Mercedes Sosa el 15 de noviembre.

“Ensayamos un mes entero en Buenos Aires, y fue una experiencia muy intensa”, indica. En "Juana", el tiempo se vuelve un tejido de energías. No hay biografía ni reconstrucción literal, sino que las “Juanas” se expresan desde sus pulsiones, desde las huellas invisibles que dejaron en la historia.

“No contamos sus vidas -aclara Viale-, sino que trabajamos con sus huellas, con su energía. Es una experiencia sensorial más que narrativa”, dice.

El cuerpo como territorio de libertad

Para la actriz, el desafío fue físico, emocional y simbólico. “Yo no soy bailarina, así que para mí fue un desafío enorme. Esta obra me exigió encontrar mi cuerpo en escena de una manera nueva. Ensayábamos 10 horas por día, todos los días, durante un mes. Al principio sufrí mucho; tenía que abandonar mi forma habitual de estar en el escenario, más desde el texto, para dejar que el cuerpo hable”, rememora.

Con precisión casi musical, Juana aprendió a habitar el movimiento. “La danza tiene compases, tiempos exactos, entradas y movimientos milimétricos. Fue muy complejo coordinar texto, coreografía y escenografía. Pero cuando logré naturalizar ese movimiento, se volvió orgánico. Sentí que algo se liberó”, dice.

Esa liberación atraviesa toda la puesta. En cada escena, la actriz encarna a mujeres que, a lo largo de los siglos, pagaron con su vida el deseo de ser libres. “Estas Juanas allanaron el camino para que hoy las mujeres podamos decir, pensar y hacer. Fueron mujeres que desafiaron lo establecido”, considera.

Y reflexiona: “Yo, en cambio, me siento libre cuando interpreto a Juana. Dentro de la opresión que ellas vivieron, poder bailar es una forma de liberación. La danza me ayudó a atravesarlas, a liberarlas también a ellas”.

Las voces que resisten

La obra es, también, un diálogo con el presente. Viale encuentra en esas figuras del pasado un espejo del espíritu que todavía impulsa las luchas actuales. “Creo que las luchas de hoy son distintas, pero el espíritu sigue siendo el mismo: existir, expresarse, tener voz. No hay manera de silenciar esa pulsión interna”, manifiesta.

Entre las figuras históricas que interpreta, no puede elegir una favorita. “Todas dejaron su sello”, dice.

Pero si piensa en el futuro, menciona un nuevo deseo: “Me gustaría trabajar sobre María Elena Walsh. Fue una mujer adelantada a su tiempo, una artista enorme. Su vida sería hermosa para llevar al escenario.”

Un viaje sensorial que llega a Tucumán

La obra, que nació en Buenos Aires y recorrió varias ciudades, llega ahora al Teatro Mercedes Sosa. “Para mí es emocionante poder presentarla en Tucumán. Es una obra muy bella, muy potente. Es como un paréntesis en el tiempo”, confiesa Juana. “Invito a los tucumanos y tucumanas a venir, a dejarse llevar. Juana es un viaje. Tiene poesía, danza, música poderosa, y sobre todo, mucha emoción.”

Aunque lleva el nombre de la actriz, Viale insiste en que no se trata de ella, sino de todas; las que fueron, las que son y las que serán. “No sabría definirla con una sola palabra. Es una obra importante, bella, cruda, poética. Tiene muchos sabores, muchas capas. Es una experiencia que deja huella.”

Y con esa huella, Juana convierte la escena en un acto de memoria: un cuerpo que danza para recordarnos que la libertad (como el arte) siempre empieza en el movimiento.