Tucumán Central le ganó 1-0 a Graneros en La Ciudadela y avanzó por primera vez a la final del Torneo Anual de la Liga Tucumana, además de asegurarse su lugar en el Regional Federal 2026. Sin embargo, el logro deportivo quedó completamente a segundo plano. La tarde terminó en escándalo, con corridas, piñas y un video que se volvió viral en las redes mostrando una batalla campal entre jugadores y árbitros.
El detonante fue una escena mínima, pero cargada de simbolismo. Cuando el árbitro Jorge Sosa dio el pitazo final, de pie en el círculo central, el volante del "Cocodrilo", Carlos Juárez, se acercó y le tomó la mano izquierda, donde tenía el cronómetro. “¿Ya? ¿Así lo vas a terminar?”, pareció decirle con la mirada encendida. El reloj marcaba apenas los 46 minutos y medio del complemento, en un segundo tiempo con demoras, cuatro cambios por lado y varias interrupciones. En ese instante, como un malón desbocado, titulares, suplentes, auxiliares y cuerpo técnico de Graneros salieron corriendo en dirección a la terna arbitral en busca de una explicación que nunca llegó.
Sosa retrocedió instintivamente. A su alrededor, sus asistentes Gabriel Adet y Juan Sotelo, junto al cuarto árbitro Sebastián D’Arpino, intentaron refugiarse mientras la policía ingresaba con escudos para cubrirlos. Pero la imagen ya era un escándalo: corridas, empujones, golpes e insultos. La escena recorrió las redes sociales y se convirtió en símbolo de un fútbol tucumano que otra vez mostró su peor cara.
La tensión, en realidad, había empezado mucho antes. A los 7' del primer tiempo, con el marcador 0 a 0, Sosa expulsó a Matías López, delantero de Graneros, por una supuesta agresión a Patricio Krupoviesa. La jugada fue confusa y dividió opiniones: algunos vieron un empujón, otros una exageración. Con uno menos, el equipo del sur quedó condicionado y la temperatura del partido subió.
Diez minutos después llegó el único gol del encuentro. A los 17', Diego Velárdez definió frente al arco tras una acción que generó polémica por posible posición adelantada. El asistente Sotelo, bien ubicado sobre la línea, no levantó la bandera y el árbitro convalidó el tanto entre protestas y gritos. Desde entonces, el clima fue irrespirable. En el complemento, Pablo Lencina, arquero de Graneros, mantuvo con vida a su equipo, y a los 38' Jonathan Sandoval empató, pero Sosa anuló el gol por una falta previa de Daniel López sobre Daniel Moyano. Esa decisión terminó de romper la calma.
Un cierre manchado
El silbatazo final, sin adición visible, fue la chispa que encendió el caos. La semifinal jugada en cancha neutral terminó en una batalla campal que dejó una mancha imborrable. En los registros dirá que Tucumán Central avanzó a la final y que hizo historia; pero la imagen que todos recordarán será la de los árbitros acorralados y la violencia desatada.
Ahora todo dependerá del informe de Jorge Sosa, que definirá qué jugadores de Graneros quedarán suspendidos provisoriamente de cara al duelo del domingo ante Famaillá, por el Regional Federal Amateur. El club podrá presentar su descargo a partir del martes, pero el daño ya está hecho.