La derrota ante Boca en la Bombonera dejó heridas deportivas y anímicas, y también complicó seriamente el panorama de River pensando en la próxima Copa Libertadores. El equipo de Marcelo Gallardo, que acumula una racha negativa en el Clausura, quedó con 52 puntos en la tabla anual y depende de una combinación casi perfecta para evitar la Copa Sudamericana.

El “Millonario” se encuentra en la cuerda floja. Argentinos Juniors y Deportivo Riestra, que aún deben disputar sus partidos de la fecha 15, aparecen con 51 unidades y podrían desplazarlo del tercer puesto anual, el último que da acceso (vía repechaje) al máximo torneo continental. Todo indica que River necesitará un cierre de campeonato ideal… y una dosis de suerte.

Si Argentinos y Riestra ganan sus compromisos de esta jornada, River solo tendrá una forma de llegar a la Libertadores: vencer a Vélez en la fecha 16 y esperar que tanto el “Bicho” como el “Malevo” pierdan en sus respectivos partidos ante Estudiantes y Godoy Cruz. Cualquier otro resultado lo dejaría automáticamente en la Sudamericana.

El escenario puede cambiar si alguno de los dos rivales directos empata. En ese caso, River debería ganar y esperar que la diferencia de gol lo favorezca. Actualmente, los de Gallardo tienen +17, mientras que Argentinos posee +18 y Riestra +14. Un margen muy ajustado que convierte cada gol y cada error en una definición matemática.

Si River empata o pierde ante Vélez, no habrá lugar para especulaciones: el destino será la Copa Sudamericana, sin importar lo que ocurra con los demás.

Más allá de los números, el club de Núñez todavía tiene otra vía (más utópica que realista) para clasificarse a la Libertadores: ganar el Torneo Clausura. Sin embargo, su presente futbolístico y los resultados recientes hacen que esa posibilidad parezca más un deseo que una opción concreta.

Por ahora, River está obligado a reaccionar. La derrota ante Boca lo dejó dependiendo de terceros para no quedarse afuera del torneo que lo vio brillar durante años. Y aunque los cálculos sigan vivos, la sensación en Núñez es clara. El margen se achicó, y el tiempo también.