Mientras muchos clubes de la Primera Nacional ya se preparan para la próxima temporada, San Martín transita días de incertidumbre. Sin conducción formal y con elecciones recién previstas para el 30 de noviembre, el club no puede avanzar en renovaciones, contrataciones ni decisiones clave. La pelota volvió a moverse en el complejo “Natalio Mirkin”, pero el futuro sigue en pausa.
En el resto de la categoría, el escenario es distinto: Güemes de Santiago del Estero confirmó a Juan Vita como nuevo entrenador, Mitre sondeó a Carlos Mayor y Chacarita ya anunció la salida de nueve futbolistas. Incluso Quilmes, que enfrenta una dura sanción de la FIFA que le impide incorporar por dos mercados, trabaja en una apelación para poder reforzarse. En ese contexto de movimiento, el “Santo” aparece detenido, atrapado en su propio limbo institucional.
El caso de Ulises Vera es el reflejo más claro de este momento. El mediocampista, uno de los más regulares y querido por el hincha, termina su contrato en diciembre y su continuidad no fue asegurada a tiempo. No haberle renovado antes fue un error dirigencial que ahora deja abierta la posibilidad de que emigre. Su nombre, incluso, fue ofrecido al “Cervecero”, que busca alternativas a pesar de su inhibición vigente.
Vera, formado en el club, fue de los pocos que sostuvo un nivel alto en medio de la irregular campaña. Su crecimiento futbolístico había llamado la atención de varios equipos y, pese a su pertenencia, no recibió una propuesta formal de renovación. La falta de gestión en su caso simboliza la desorganización que reina en Bolívar y Pellegrini, donde las decisiones importantes quedaron congeladas a la espera del nuevo directorio.
Un plantel que trabaja sin certezas
Mientras tanto, el plantel entrena bajo las órdenes de Mariano Campodónico, que intenta mantener el orden en medio del desconcierto. “Vamos día a día”, repite el DT, consciente de que planificar es imposible sin saber quién tomará el mando.
Puertas adentro, varios futbolistas reconocen que el ciclo está cumplido y que buscarán nuevos destinos. Sin embargo, nadie puede resolver su salida ni acordar una continuidad. En San Martín todo depende de una elección que aún parece lejana. De esta manera, el “Santo” continúa en movimiento, pero sin rumbo.