La diversificación productiva se convirtió en una estrategia clave para el futuro del agro tucumano. En la provincia donde el citrus marca el pulso económico, nuevas actividades comienzan a ganar terreno. Entre ellas, la palta se posiciona como uno de los cultivos con mayor potencial por su rentabilidad, su valor agregado y su creciente demanda internacional. En una nueva edición del ciclo “Encuentros LA GACETA”, Bernardo Garber, presidente de Paltas El Timbó y licenciado en Finanzas, analizó cómo este fruto tropical pasó de ser una curiosidad a un negocio en expansión.

“La palta llegó para quedarse”, aseguró Garber al repasar los inicios de la empresa familiar. “Paltas El Timbó nace en 2016 con el objetivo de diversificar. Encontramos un campo con naranjas y algunas plantas de palta. Analizamos la calidad de la fruta y decidimos apostar por este cultivo”, recordó. En aquel momento, producir palta en Tucumán era una rareza. “Había muy poca información técnica, así que tuvimos que aprender desde cero. Empezamos a viajar, a buscar asesoramiento y a hablar con quienes tenían experiencia en otros países”, agregó.

La decisión, explicó, respondió a la búsqueda de innovación. “El citrus es un cultivo muy industrializado. Nosotros queríamos incursionar en algo diferente, con una proyección más dinámica. La palta encajaba con nuestro perfil y nos abría la posibilidad de crecer”, señaló. Para avanzar, el equipo se apoyó en asesoramiento internacional. “Participamos en ferias en Colombia, Chile y Perú, donde el cultivo está más desarrollado. Nos vinculamos con ingenieros y técnicos que nos ayudaron a entender sus requerimientos y adaptarlos al clima tucumano”, comentó Garber, que dio detalles sobre un aprendizaje que fue intenso. “El cultivo necesita mucha agua, pero también buen drenaje. En verano, el exceso de humedad puede afectar las raíces, por eso invertimos en sistemas de riego artificial y en infraestructura para mantener el equilibrio”, explicó. Con los años, la empresa consolidó su producción y logró desarrollar tres variedades: la palta Hass, la más demandada en el mundo, junto con Ettinger y Torres, autóctona de Tucumán.

Con el crecimiento de la superficie cultivada, la palta comenzó a integrarse al mapa productivo local. Hoy, según explicó Garber, se extiende por zonas del piedemonte y del sur provincial, generando empleo directo e indirecto. “Cada hectárea requiere mano de obra especializada, tanto en el manejo del cultivo como en la cosecha. Además, la actividad impulsa servicios complementarios, como transporte, empaque y comercialización”, dijo el referente de la actividad. El impacto, subrayó, va más allá del campo. “La palta genera oportunidades para profesionales jóvenes, ingenieros agrónomos, técnicos y emprendedores que ven en este cultivo una alternativa sostenible”.

Un mercado en crecimiento con oportunidades y desafíos

Según estudios del INTA Famaillá, Tucumán reúne condiciones agroclimáticas ideales para la palta, sobre todo en zonas de piedemonte. “Hace décadas hubo intentos de producción que no prosperaron por las heladas. Hoy la tecnología y los inviernos más templados cambiaron el panorama”, explicó Garber. “El consumo crece cada año. Antes era un producto gourmet y hoy está en todas las mesas. Argentina produce unas 70.000 toneladas anuales y la demanda sigue aumentando”, detalló.

El empresario recordó que, al principio, vendían la fruta en planta. “Con el tiempo entendimos que teníamos que controlar toda la cadena. Empezamos a encargarnos de la cosecha y la comercialización, para garantizar calidad y trazabilidad”, señaló. Actualmente, Paltas El Timbó trabaja en ampliar su infraestructura y en abrir nuevos canales de exportación. “Queremos competir con fruta fresca de alta calidad. El mercado internacional exige constancia y cumplimiento, y hacia eso apuntamos”, destacó.

FUTURO. Bernardo Garber destacó el potencial de la palta en Tucumán. LA GACETA/FOTO DE OSVALDO RIPOLL

Además del crecimiento interno, la provincia mira hacia mercados externos. Las condiciones fitosanitarias y la calidad de la producción tucumana abren puertas en países de la región y en destinos más lejanos. “Tenemos ventajas competitivas: clima, suelo y ubicación geográfica. Si logramos una estrategia común de exportación, la palta puede representar para Tucumán lo que el vino significó para Mendoza hace 30 años”, proyectó Garber, que también de los desafíos del sector. “El manejo del cultivo es complejo. Requiere podas, control de plagas y una logística eficiente. Cada campaña deja aprendizajes nuevos. Falta una organización que nos agrupe. Si logramos unirnos y crear una cámara o una mesa intersectorial, podríamos potenciar el crecimiento y defender mejor al productor”, analizó.

Antes de despedirse, Garber dejó una reflexión sobre el futuro del sector. “El éxito no depende solo del clima o del precio, sino del trabajo en equipo. Tucumán tiene las condiciones, la gente y el conocimiento para hacerlo posible”, concluyó.

Esta edición de Encuentros La Gaceta sobre Campo y Agroindustria contó con el acompañamiento de empresas e instituciones destacadas del sector: Apronor (Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte), Arca Continental Argentina, EEAOC (Estación Experimental AgroIndustrial Obispo Colombres), Grupo Zafra, INGENIOS, IPAAT (Instituto de Promoción del Azúcar y Alcohol de Tucumán), Movimiento CREA, Paltas del Timbó, RICSA S.A, SRT (Sociedad Rural de Tucumán), TS OASIS y Zamora Citrus