Cuando el tren llegó a Tucumán, a finales del siglo 19, hacía el recorrido desde Buenos Aires en 36 horas; hoy, en 32 horas, es decir no adelantamos nada; incluso a la fecha está suspendido, igual que el coche motor hacia Tafí Viejo y La Cocha. Muchos pueblos se erigieron en torno al ferrocarril con una economía sustentable en expansión. En cada estación había transportes para conectar cada localidad. Desde 1983 muchos prometieron reflotarlo, con múltiples beneficios, sin que nadie cumpliera. La nefasta década de los 90, con cierre de ramales, y hasta los representantes gremiales se convirtieron en patrones de “sus representados”. Los Talleres de Tafí Viejo, el tren Bioceánico, el tren de cabotaje tucumano, todo en el olvido. Hubo chatarras e innumerables hechos de corrupción y muchos etc. Todos impunes. Se jactan de convertir las estaciones en shoppings, emprendimientos inmobiliarios etc. Sin embargo, nadie dice de reflotarlo. El municipio de Tafí Viejo presentó hace una década un proyecto sobre un tren vinculante en torno al Gran San Miguel. LA GACETA lo difundió. Jamás fue considerado en ninguna propuesta concreta de los diversos partidos políticos. Es tiempo de que se ocupe cada gestión para tratar de reflotar la idea genial al respecto, tanto provincial como interprovincial. Una comunidad amplísima será beneficiada.

Pablo Ricardo Lagartera                                                            

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