La presidencia brasileña de la COP30 publicó ayer un borrador sobre los puntos esenciales de la cita contra el cambio climático, mientras Luiz Inácio Lula da Silva volverá hoy a Belem para alentar un acuerdo.

Bautizada la COP de la Amazonía, la conferencia de Belem tiene por delante cuatro jornadas de intensas discusiones. La reacción de diversas partes al borrador de acuerdo fue ambivalente.

“Como siempre en esta fase de las negociaciones, esto es un surtido de cosas”, declaró el comisario europeo de cambio climático, Wopke Hoekstra.

El borrador de nueve páginas aborda los puntos más controvertidos de la COP30, que Brasil resumió en cuatro apartados: cómo aumentar la ambición climática, cómo financiarla, qué hacer con las medidas comerciales unilaterales y cómo mejorar la transparencia.

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La división entre países desarrollados y en desarrollo marca las negociaciones.

La UE, dijo Hoekstra, descarta revisar los compromisos financieros contra el cambio climático o “dejarse arrastrar a una conversación falsa sobre medidas comerciales”.

La pretensión europea de imponer aranceles a aquellos productos o materias que no cumplan con sus criterios medioambientales irrita a la mayoría de los 200 países presentes en Belem.

Esas medidas son calificadas de unilaterales y de “barreras al comercio” por una coalición amplia de naciones, desde China, la gran potencia en términos de fabricación de paneles solares o automóviles eléctricos, hasta países pobres que venden sus materias primas.

Y al mismo tiempo, la financiación de la adaptación contra el cambio climático debe ser revisada este año, de acuerdo a pactos previos.

Los sistemas de financiamiento climático están “fallando” a los estados insulares pequeños que se encuentran entre los más vulnerables a los efectos del calentamiento global, clamó el representante de Vanuatu en la COP30, Ralph Regenvanu.

Texto limpio

“Es probablemente la primera vez en la historia reciente de las COP que un texto tan limpio se publica tan temprano”, destacó Li Shuo, experto de la Asia Society que sigue las negociaciones en Belem.

La estrategia brasileña es aprobar primero este texto más político y complejo, bautizado como “mutirao mundial”, en alusión a un término indígena que significa discusión en común, para luego votar el resto de medidas el viernes.

El contexto geopolítico es particularmente difícil, con la ausencia de Estados Unidos en la COP y el aumento imparable de la producción y consumo de energías fósiles.

Brasil quiere mandar una señal de apoyo al multilateralismo, y por eso Lula regresará a Belem, antes de viajar a la cumbre del G20 en Sudáfrica, indicó la presidencia.

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El ministro británico de Energía, Ed Miliband, pidió defender el Acuerdo de París sobre el clima, que cumple 10 años en 2025, y conservar la “fe en el multilateralismo”.

El proyecto de compromiso incluye numerosas opciones contradictorias. La presidencia brasileña anunció sesiones nocturnas para mantener el ritmo.

Una alianza de decenas de países que quieren una hoja de ruta clara para que el mundo acabe con su dependencia de los combustibles fósiles se mostró descontenta con la mención al respecto en el texto.

“La referencia actual es débil y se presenta como una opción: debe ser fortalecida y adoptada” pidió en rueda de prensa la negociadora climática de las Islas Marshall, Tina Stege.

“Junto con nuestros colegas de Brasil decimos que la hoja de ruta es esencial”, añadió la ministra colombiana de Ambiente, Irene Vélez.

El texto propone, por otro lado, que el informe que sintetiza los compromisos climáticos de los países pueda publicarse cada año, en lugar de cada cinco.

El texto sugiere triplicar los financiamientos de los países ricos hacia los más pobres para su adaptación al cambio climático, para 2030 o 2035, lo que corresponde a una demanda de las naciones del Sur.

Respuesta jocosa

Lula dijo ayer jocosamente que Friedrich Merz debería haber ido a un bar y bailado en Belem, luego de las declaraciones del canciller alemán sobre la ciudad amazónica que acoge la COP30, que causaron indignación en Brasil.

Belem, capital del estado de Pará (noreste), es una urbe de clima tropical de 1,4 millones de habitantes, la mitad de los cuales vive en favelas.

La polémica estalló cuando la prensa brasileña dio cuenta de declaraciones de Merz del pasado martes, formuladas cuando regresó a su país luego de participar en la cumbre de líderes previa a la conferencia climática de la ONU el 6 y 7 de noviembre.

En un congreso comercial en Berlín, elogió la belleza de Alemania y afirmó que toda su comitiva se había alegrado de abandonar Belem. “Pregunté a algunos periodistas que me acompañaron en Brasil la semana pasada ‘quiénes de ustedes querrían quedarse aquí. Ninguno levantó la mano”, dijo Merz.