“Al firmamento le faltaba un pedacito de cielo, no más grande que una brillante estrella, Dios buscó entre todos los niños del mundo, al más bueno, noble y cariñoso. Entre tantos, preguntó ¿Quién quiere venir al cielo para ocupar ese lugar? De entre las sombras se escuchó una dulce y suave voz... ¡Yo, yo, Benicio!; pero ¿estás seguro? -le contestó el Altísimo- tenés tus papis que te cuidan con alma y vida y lo están dando y poniendo todo por tu salud, un hermano para jugar, una familia ejemplar, juguetes, golosinas y muchos primitos y amiguitos; no te falta nada y tu ausencia los afectará... Sí, mi querido Dios, todos ellos me ayudaron mucho en mis apenas 6 añitos de vida, pero una cruel enfermedad me atacó duramente y pese al esfuerzo y a que hasta el final le presenté batalla como un valiente guerrero, ya me están abandonado mis fuerzas; por eso mi Dios todopoderoso, antes de emprender este duro y triste viaje, quiero pedirle algo: que entre en el corazón y la mente de mi papi Pablo, que fue mi mejor amigo. Y de mi sagrada madre, Silvana, a la que la extrañaré mucho y sé que siempre estaré en su corazón (muchas veces los vi llorar juntos por mí) y les diga que ya estoy bien, que ya no me molesta la cabeza; y a mi hermanito, que se porte bien y me reemplace (ya me llegaron los tres globos blancos que me enviaron). Yo desde el cielo los ayudaré y les agradezco a todos los que me ayudaron en mi corta vida y le llevan una palabra de aliento a mi familia... Yo, Benicio Nicolás Medina, los amo“. Llegue este humilde homenaje para el angelito más bello, “Benicio, protector de los niños enfermos”, para Gustavo y Silvana Juárez, toda su familia y a todos los vecinos de Villa San Cayetano que acudieron en forma masiva a darle su último adiós. Que nuestro Dios les dé a todos santa resignación.
Francisco Amable Díaz
Pedro G. Sal 1.180
B° 20 de Junio
San Miguel de Tucumán