Mauricio Pellegrino sabe que Lanús llega a la final de la Copa Sudamericana con menos presupuesto, menos nombres rutilantes y menos favoritos que su rival. Pero también sabe que llega con algo que no se compra: una identidad consolidada. En la previa del cruce decisivo ante Atlético Mineiro, el entrenador argentino dejó en claro que su equipo está preparado para competir al máximo nivel y que confía en reproducir, una vez más, la versión más competitiva del "Granate". 

“Hemos estado en el límite pero siempre el equipo ha dado la talla”, destacó Pellegrino en conferencia de prensa, recordando el recorrido que los trajo hasta Asunción. Lanús superó a rivales que, en los papeles, parecían más fuertes: eliminó a Fluminense y resolvió cruces cerrados ante Central Córdoba y Universidad de Chile. Cada paso reforzó la convicción de un equipo que combina juventud, experiencia y una mentalidad que se volvió marca registrada.

El DT insistió en que no pretende que Lanús gane “como sea”, sino siguiendo la identidad que los definió desde el inicio del torneo: “Hay que ganar en el modelo Lanús, haciendo lo que hay que hacer, lo que nos trajo hasta acá, sacando la mejor versión posible”. Y aunque la historia del club no lo ubica como un habitual protagonista internacional, los números hablan por sí solos: desde 2013, Lanús disputó cuatro finales entre Libertadores y Sudamericana, una marca que solo River Plate iguala en Argentina.

Atlético Mineiro aparece como el rival más complejo del certamen, pero Pellegrino confía en sostener el nivel de sus dirigidos aun en el escenario más exigente. “Ojalá que no sea la excepción y podamos estar siempre a ese nivel, para que cuando la moneda camine por la cornisa podamos buscarla por el otro lado”, expresó el técnico de 54 años.

La convicción no es solo del entrenador. El defensor Carlos Izquierdoz, uno de los referentes del plantel, subrayó la fortaleza de un grupo que aprendió a competir en distintos contextos: “Ya hemos sorteado rivales muy importantes y una de las virtudes de este equipo es adaptarse a cada situación”, reconoció el zaguero de 37 años, quien aportó liderazgo en una estructura que mezcla juventud y experiencia.

Sin títulos todavía en su carrera como entrenador, Pellegrino aseguró que esa estadística no modifica su visión ni condiciona su trabajo: “¿Es indispensable ganar para que yo sea el mejor entrenador posible? No lo sé”, reflexionó. Pero mientras despeja presiones personales, el objetivo colectivo está claro: llevar a Lanús a su segunda Copa Sudamericana, 12 años después. 

En Asunción, con su estilo como bandera y la historia reciente como respaldo, Lanús buscará otra vez desafiar los pronósticos.