El fútbol argentino volvió a encender una controversia de alto voltaje tras la afirmación de Cristian Malaspina, presidente de Argentinos, quien aseguró que en 2017 el Gobierno nacional intervino para evitar que San Lorenzo y Huracán perdieran la categoría por sanciones vinculadas al Fair Play financiero. Según su relato, una llamada proveniente de la Casa Rosada frenó la quita de puntos que dejaba a ambos clubes en zona de descenso y derivó en la suspensión de los descensos de aquella temporada.

El dirigente rememoró el episodio durante una entrevista en la que planteó que aquel hecho alteró de manera profunda el rumbo del fútbol local. Malaspina recordó que, en pleno intento de la Superliga por aplicar controles financieros estrictos, tanto el "Ciclón" como el "Globo" habían sido castigados por incumplimientos económicos y debían afrontar sanciones deportivas que los enviaban directamente a la B. En ese entonces, la conducción azulgrana estaba en manos de Marcelo Tinelli y Matías Lammens, mientras Huracán atravesaba dificultades similares.

Para Malaspina, la resolución tuvo origen político. “Había un presidente muy aficionado al fútbol y con vínculos fuertes con un dirigente de un club grande. No quería que dos instituciones importantes descendieran”, contó, en una referencia implícita a Mauricio Macri y su relación con Tinelli.

Según su versión, el pedido desde el gobierno nacional fue determinante. “Solicitaron que no se les descontaran puntos. Cuando el tema llegó a la Comisión, los clubes que peleaban abajo reaccionaron de inmediato y plantearon que, si no se aplicaba la sanción, lo lógico era suspender los descensos”, explicó. Ese giro terminó frenando el proyecto de achicar la cantidad de equipos y mantuvo un campeonato superpoblado.

La necesidad de reorganizar el fútbol de Primera

El presidente de Argentinos también enfatizó que la decisión no respondió a gestiones de Claudio Tapia ni de la AFA, sino a aquella injerencia externa. “Esto no lo detuvo Tapia. Quedamos con 26 equipos, vino la pandemia y pasamos a 28, y ahora se volvió a 30, como en 2014”, señaló.

En el cierre, Malaspina remarcó la necesidad de establecer criterios firmes y estables. “Representamos a los clubes y nadie quiere firmar un torneo con 10 descensos porque cualquiera puede caer. Pero hay que ordenar esta realidad”, expresó.

Sus declaraciones reabrieron un debate que nunca termina de cerrarse: el peso de la política, los movimientos dirigenciales y las decisiones que, lejos de la cancha, terminan moldeando el destino deportivo de los clubes.